jueves, 28 de julio de 2011

EL PROTECTORADO ESPAÑOL DE MARRUECOS, 1906-1956: MEDIO SIGLO DE SANGRE INÚTIL (14ª PARTE)

MI VIAJE AL RIF DESDE MELILLA. ANNUAL DE NUEVO


Como ya dijimos en la entrada anterior, tras dos días de ir calle por calle en Melilla, me toca pasar la frontera.

Mapa del Rif.
 

Primer día: me atrevo a ir al Rif
Es domingo. El día anterior un rifeño me hizo ir a su bazar a intentar venderme el aire. Le saqué que un amigo suyo de Nador (la población a unos 10 kms de la frontera donde fueron aniquilados también soldados y civiles españoles aquellos días y que no tiene gran interés de visitar) me fuese a buscar a las 8 de la mañana para llevarme al Annual.
Pues bien, a las 7,30 desayuno mis porras en un bar típico español pero atendido por “riffis”. Lo de riffi es el mote que dan los árabes a los rifeños. Me voy al lugar convenido. Dan las 8,15. Nadie. Pasa un coche de Guardia Civil y se me quedan mirando los agentes. No es normal un tío parado una mañana temprano de domingo. 8,30…8,45, ná de ná. Ya me creo que he sido víctima de un plantón. Se me acercan los Nacionales y me piden la documentación. Cara de asombro al ver un peninsular cuando pensaban que era un morito.
A las 9 abre el bazar de al lado. Le pregunto y me dice que los que hablé el día anterior viven en Marruecos y los domingos no les dejan pasar a Melilla, que eran gente de poco fiar. El señor es musulmán de unos 65 a 70 años.

-Aquí en Melilla no hay formalidad. Le han dado plantón. Con Franco no pasaba esto. En Marruecos el rey los tiene firmes y ni rechistan.

Decido irme a Marruecos solo. En la frontera me lo pienso, me da corte. Llego a la raya y el Policía Nacional me dice que no tiene por qué pasar nada. Paso la raya y llego a la caseta marroquí y relleno los papelitos de rigor. Unos metros más y estoy en Beni Enzar, pegado a la misma verja. Estoy en la aldea de Ben Mizzián.
Nada más llegar, los pícaros de turno me abordan:

-Espaniol espaniol, Espanna bien, viva Espanna. ¿Querer taxi?
-Quiero un taxi a Annual.
-Ven amigo ven. ¿De donde de Espanna eres?
-Madrid.
-Madrid bien.

Me lleva a una tienda de las que había en España en mi niñez en los pueblos, tienda de ultramarinos, con todo tipo de cachivaches, la mayor parte traídos de Melilla: leche Pascual, betún Búfalo, pañuelos Clenex etc etc. Le doy 30 euros hasta Annual, a unos 50 kms de distancia.

-Amigo darme euros, yo te llevar a taxi – me dice el golfo de la calle.

Le doy diez euros que no le hacen gracia: estos golfos intentan sacarte lo que pueden. Los europeos somos para ellos como euros andantes.
El típico Mercedes del año catapún me lleva. Como siempre: llave inglesa para abrir la ventanilla, problemas de arrancar el coche y el hermano del taxista de conductor acompañante: no se fían de mí, un occidental desconocido que les propone ir a una aldea perdida. Empezaba una ruta de muerte que muchos jóvenes reclutas, hijos de jornaleros y obreros, no la volverían jamás a repetir de vuelta, al menos entera, pues el que se salvó de Annual caería en Izzumar, o en Drius, e en Arruit, o en Nador. Los pocos tocados por la fortuna llegaron a Melilla.
Le digo que pare en Ben Tieb, lugar de una de las matanzas. Preguntamos por el ambulatorio. Es un edificio viejo, levantado en tiempos del Protectorado. ¿Por qué voy allá? Entre 1941 y 1945 mi difunto padre estuvo allá de practicante militar poniendo inyecciones a los rifeños y otras aventurillas que me contaba en mi infancia. En Ben Tieb entramos en una tetería muy grande. Esto sí es África de verdad: abarrotado, todos hombres, casi todos en chilaba, sentados en el suelo en alfombras, televisión de muchas pulgadas de pantalla plana con parabólica de otras televisiones árabes con bailes de mujeres de buen ver bailando danzas algo eróticas tipo danza del vientre. Eso sí era el exotismo de verdad. El camarero me ve como consulto mi libro y mapa de la batalla y se sonríe. Seguro que estará acostumbrado a ello.
En medio del paisaje desolado y desértico atravesamos los desfiladeros de Izzumar, aquellos terribles donde estuvo la segunda ratonera de los soldados españoles despavoridos: recordamos qua allá llegaron los primeros huidos de Annual y en unas dos horas murieron más de mil. Me imagino morir en aquellos infiernos abrasados por un sol de justicia.
El paisaje agosteño, con un sol de justicia abrasa algunos pequeños sembrados verdes. Pasamos de largo el caserío de Annual y llegamos a un pequeño montículo donde aparece una piedra blanca muy simple con lápidas en árabe. Ese era el lugar exacto donde debió de estar la tienda de Silvestre.

 Monumento a la batalla de Annual.

Los dos hermanos leen con dificultad el árabe (son rifeños) y se sonríen y me traducen algo. La lápida está inflada -como dijimos- para ensalzar el triunfo de las kábilas de Abd el Krim.
¿Podría ser de otra forma? Imaginemos lo siguiente: un historiador francés atraviesa Despeñaperros y llega a Bailén. Solicita que un taxista le lleve al lugar de la histórica batalla. Si el taxista andaluz lee el desastre francés, ante un francés, ¿no se sonreiría?. Creo que sí. Es normal, nosotros fuimos los invasores, no lo olvidemos. Los gabachitos del Pepe Botellas también nos venían a librar el Antiguo Régimen. La respuesta española ya la sabemos: guerra a muerte contra el invasor. Lo mismo ellos.
Empezamos la vuelta a Melilla, voy a recorrer la ruta que muchos harían despavoridos y del que muy pocos llegaron vivos a Melilla y traumatizados de por vida. Tras comer en un chiringuito de Dar Drius, lugar de otra matanza, llegamos a Monte Arruit. No queda nada, ni rastro de los que pudo ser el fuerte de la hecatombe. Un vejete con su chilaba y un cubo de sombrero típico está sentado y aburrido con su bastón inmóvil. Nos acercamos a él y dice en cherja lo que ocurrió. Los taxistas me lo cuentan. Calculo unos 70 años o más, por lo que de niño debió de oír aquellos sucesos tan trágicos.
Volvemos a Beni Enzar y atravieso la verja de nuevo a Melilla. He quedado con él para el día siguiente. Ya cumplí mi deseo de hacer esa ruta de la batalla.

Segundo día: un veterano del que saco un tesoro de información
El lunes sería el día grande como sorpresa. Vuelvo a cruzar la frontera y esquivo al golfo del día anterior, pues ya sé la tienda a donde tengo que ir. Esta vez ya vamos el taxista y yo, por lo que se ve ya soy de fiar. Hoy es lunes y voy a ir al cabo de Tres Forcas. Me cobraría menos, pero ya diré la trampa que me urdiría, trampa que años después me harían en Ecuador.
Salimos hacia el cabo. Al poco encontramos a un señor mayor por la carretera paseando, un señor de unos 80 años, vestido con guayabera, de pelo blanco y ojos azules y gafas de pasta gruesa marrones claras. Cualquiera lo tomaría por andaluz o español. Se mete en el coche y nos iba a acompañar parte de la excursión. Era el tío del taxista. Hablaba perfecto castellano con acento andaluz. Presento al personaje.
Se llamaba Mimoun, había sido legionario en los años 40 y conocía por supuesto España de cabo a rabo. Lo mejor es que era ilustrado y ya quisieran saber muchos españoles la historia de España que el había leído. Era un tipo de mentalidad moderna como cualquier vejete español picarón como él.
El cabo de Tres Forcas es espectacular: una península rodeada por un mar Mediterráneo azul turquesa, limpio y cristalino, muy lejos de la suciedad de la cercana costa andaluza. Un faro de la época española lo corona. Más adelante llegamos a calas vírgenes como imagino que serían las costas españolas hace unos 60 años, antes de la invasión turística y de los empresarios del ladrillazo.
 
Cabo de Tres Forcas.
Las anécdotas fueron muchas. Destaco las más interesantes. Me dice que los andaluces le caen mal porque son árabes y mala gente: los castellanos son bereberes y mucho mejores personas. Es progresista y antiimperialista según me dice. Tampoco acepta el islamismo radical, aunque me habla del mundo y la injustamente repartición de la riqueza, lo que hace que sea entendible el fenómeno del entonces fugitivo y carismático Bin Laden.
Llegamos hacia mediodía a un chiringuito tipo barracón con muy pocos bañistas. Allí el taxista sobrino se arrodilla algo apartado. Es la hora del rezo musulmán. El viejo pasa y se enchufa un vasazo de sangría. El camarero le conoce y ya sabe que le debe dar esa sangría a escondidas.

-A ver si no me ve mi sobrino, me regaña por tomar alcohol, jajaja, él se lo pierde, el placer de esta bebida española. ¿Usted no bebe siendo español?.
-No, ahora no, solo vino comiendo a veces y sin ser bicho raro ni a escondidas como acá.
-Mire usted, los rifeños somos musulmanes verdaderos, no como las árabes, violentos y falsos. Nuestros cinco puntos de nuestra religión no dicen nada de matar cristianos no nada de eso, son los árabes los malos y la malvada dinastía que nos gobierna, corrupta e hipócrita.

Apenas deja hablar ni intervenir. Habla por los codos.

-¿Ve aquél morabito? Los muy tontos se creen que se entierra ahí un santón musulmán, cuando en realidad está enterrado un soldado español de la guerra de 1893. ¡Qué tontos son los muy ignorantes!

* Morabito es como un enterramiento cuadrado, blanco de cal con cúpula semiesférica donde se entierra a personas tenidas por santas. Es una desviación del Islam puro, pues tiene reminiscencias bereberes paganas y preislámicas.

El viejo Mimoun desiste bañarse desnudo en la playa. La verdad es que este tipo en un país occidental sería el típico viejo ácrata cachondo mental. Les invito –como siempre- a comer un conejo al ajillo en el chiringuito que me recuerda a los antiguos de la España de mi niñez en los años 60 y 70.
Tras dejar al viejo, seguimos por Charrane, aldea marítima. Ahí se monta un amigo del taxista. Está de vacaciones. Es un albañil que llegó a Barcelona a inicios de los 80 y ya habla bien el español. Se está construyendo una mansión con vistas al Mediterráneio para cuando se jubile y vuelva. Un té verde con hierbabuena sabe super, no como el aguachirli que dan en las teterías españolas.
Volvemos los dos a Melilla por Farkhana, aldea pegada a la verja occidental de la frontera. En el lado marroquí del pinar de Rostrogordo, me dice que levante rápido el cristal: salen como de la selva muchos negros subsaharianos que se ve que estaban haciendo escaleras. Meses después eran los que con esas escaleras intentaron saltar la valla y se enfrentaron a los soldados españoles de la frontera. El espectáculo era increíble, con una valla de por medio, en pocos metros se veían dos mundos: el “primero” y el “tercero”. Estaba en la frontera más desigual del mundo, mucho más cutre que la de México con USA.
Y todo lo bueno acaba. Vuelta a Melilla y vuelta a Madrid al día siguiente en avión. Antes decir una anécdota en la frontera: un grupo airado de rifeños intentaba entrar en Melilla. Yo estaba en medio.

-Formen bien la fila, ¡coño! – dice el Policía Nacional antidisturbios.
-Oiga soy español.
-Ah claro, pase pase. Comprenda estos modales, pero no hay manera con ellos. Esperemos que no se forme una turba incontenible y nos invadan. Pase caballero y bienvenido.

Dos libros de la época, escritos por testigos de esta guerra inútil, comentaré en la próxima entrada: una novela y unas memorias: Imán de Ramón J. Sender y La forja de un rebelde, de Barea, aprovechando este noventa aniversario que se cumple en estos días de finales de julio e inicios de agosto de este 2011.


lunes, 25 de julio de 2011

EL PROTECTORADO ESPAÑOL EN MARRUECOS, 1906-1956: MEDIO SIGLO DE SANGRE INÚTIL (13ª PARTE)

LA VUELTA A ÁFRICA
En aquél agosto de 2005, ya vuelto de mi primer viaje de julio a Marruecos, me quedaba el gusanillo de volver y ver el Rif desde el este: había ido a Annual desde Ceuta y Tetuán, pero me faltaba la otra ruta histórica. Había recorrido la ruta de la guerra de 1859-60, la ruta milenaria que seguirían bereberes, romanos, almorávides, almohades, españoles, etc, etc. Me faltaba la gran ruta histórica que da el nombre de esta ya larga seri de entradas sobre el Protectorado.
Ya había tenido mi primera experiencia en el Magreb, aunque acompañado. Ahora el reto era ir solo a esa región marroquí del Rif. En este viaje tendría que ir solo, pues Ya no tenía enlaces en Melilla. Tras leer las maravillas de la ciudad hispano-rifeña me puse a preparar el viaje y a agotar mis últimos días de vacaciones. Esta vez iría en avión para ganar tiempo. Me queda ir a Melilla en ferry desde Málaga o Almería. Desde Barajas en menos de una hora se aterriza en Melilla. El avión era de hélice, ya que por las características especiales del aeropuerto hay que ir en ese tipo de avión. Llegué hacia el medio día. El hotel estaba ya casi en el barrio musulmán.
Un libro muy bien escrito y que es el único que veo en las librerías hasta hoy es el de Antonio Bravo Nieto: Melilla, de la Editorial Everest. En Melilla hay una vida cultural importante a través de la Fundación Hospital del Rey, con muy buenas publicaciones monográficas. El libro tiene recorridos por la ciudad, excelentes fotografías y buenos mapas callejeros. Al final enlaza con el territorio del viejo Protectorado e invita a una ruta turística por el. Un libro de tamaño guía turística y precio similar.



MELILLA EN EL TIEMPO
Melilla se llamó Rousadir en la época fenicia, nombre que conservó hasta la islamización de finales del siglo VII. En septiembre de 1497, Pedro de Estopiñán, al servicio del duque de Medina Sidonia, ocupaba el enclave elevado sobre la costa hasta hoy. Desde entonces la ciudad se resistió, junto a Ceuta, a seguir el destino de Larache o Asilah: el de ser reconquistado por los sucesivos sultanes marroquíes. Especialmente duros fueron los años finales del siglo XVII e inicios del XVIII que coinciden con el reinado del Muley Ismail, el fundador de la casa Alauí que reina hoy en Marruecos. En el reinado de Carlos III tuvo otro duro, pero fracasado asedio.
Los melillenses no son, ni mucho menos, los últimos ciudadanos en formar parte del actual Estado Español: los ceutíes, como vimos, o los de Olivenza, lo fueron después. Desde entonces ese pequeño enclave elevado a modo de peñón entró en la historia contemporánea. En la guerra de 1859-60, como consecuencia del Tratado de Paz con Marruecos, el actual territorio llano y limítrofe a la Melilla vieja, se adjudicó a España: el pinar de Rostrogordo, limitado al oeste por Farkhana, y al sur por Beni Enzar, actual frontera con Marruecos.
Desde entonces se produjeron incidentes como los de 1893 y la muerte del general Margallo, o, los más graves de 1909, que provocaron la matanza del Barranco del Lobo y la consiguiente Semana Trágica de Barcelona, las entradas de población berebere y la difícil relación con la población militar de origen peninsular. El episodio dramático que estos días –verano de 2011- cumple 90 años, como ya sabemos, es el riesgo de su caída a manos de las harkas del Rif. Estos sucesos darán paso, 15 años después, a otro episodio de su historia: el alzamiento militar de julio de 1936, justo ahora 75 años desde entonces. Destino indeseado por generaciones de miles de jóvenes destinados al servicio militar, dieron mal cartel a la, desde la democracia, Ciudad Autónoma. Su lejanía hace que sea poco conocida esta joya del modernismo español.
En los años 80, además de los incidentes con el vecino del sur, se produjeron incidentes entre la población musulmana y los antidisturbios para reclamar la igualdad de derechos, imprescindible en un país democrático.
El paso occidental de Farkhana es solo para esa población. Los incidentes se forman en el paso del sur, el de Beni Enzar. En esta frontera se dio el asalto de 2008, cuando la final de la Eurocopa de fútbol de España, hizo creer a los asaltantes subsaharianos que habría relajamiento policial. También los sonados incidentes del verano de 2010. La misma problemática que en Ceuta.

LA POBLACIÓN DE MELILLA

Lo que me chocó sobremanera es que la mitad de la población es musulmana de origen rifeño, mucho mayor porcentaje que en Ceuta. Si Ceuta es España en África, Melilla es África en una ciudad española. Andalucía ya no se divisa, está mucho más lejos. La ciudad melillense es de corte europeo pleno y de estilo modernista con mayoría de población rifeña. Una de las sorpresas que se lleva el turista es que nos encontramos con la segunda ciudad modernista de España tras Barcelona. Eso lo dice todo. Apenas se encuentran barbaridades urbanísticas como en la gran mayoría de ciudades españolas afeadas por el boom constructivo desde los años 60. Modernismo, racionalismo, regionalismo…, conviven en armonía en sus calles. Sólo el rascacielos o Torre del Quinto Centenario rompe algo el equilibrio, aunque está muy bien diseñada y controlada esta ruptura. Al ir en agosto, imagino que mucha población de origen peninsular estaría de vacaciones, pues se dejaban poco de notar.

En el hotel, musulmán, la recepcionista está con su hiyab. Los encargados y encargadas son musulmanes. Me creo en Marruecos. Hablo con la recepcionista amigablemente. Tras un rato digo -sin darme cuenta- la palabra marroquí para denominarla.
-Por favor, Marruecos está a unos minutos de acá. Yo soy tan española como usted…pero musulmana. Mi familia desciende del Rif y ellos son nuestros hermanos, pero somos españoles. Mi marido está trabajando este verano de camarero en la península.
Dicen la “península”, como en Canarias. Decir España les molesta tanto como a los canarios.

Otro día me meto en la mezquita. Es un edificio neo morisco levantado en los años 40. Un musulmán con el que hablo es algo integrista. Al lado hay un edificio de estudiantes marroquíes. Me permite entrar y me la enseña por dentro. Habla como un andaluz.
-¿Tiene algo que ver el edificio anexo?

-No. Eso es de Marruecos. Nosotros somos españoles y convivimos con los cristianos y judíos de la ciudad. El Islam es la religión que más crece en el mundo de hoy.

-He visto musulmanes bebiendo alcohol y mujeres sin pañuelo, fumando y tomando copas.

-Son jóvenes que tienen a veces un desliz, pero siguen siendo buenos musulmanes durante el Ramadán. Sólo algunos casos aislados son drogadictos u homosexuales, pero son minoría. Las mujeres no se pueden pintar ni acicalar su rostro.

-Pues he visto señoras mayores con tatuajes irreversibles en el mentón y sus manos y con henna.

-Son mayores y analfabetas, por ello están perdonadas.

En cafeterías y bares los camareros son en su mayoría musulmanes. Cortan jamón, ponen cañas, vinos…Son bilingües. Al verme dejan de hablar cherja y se me dirigen en castellano. No advierto recelos entre ambas poblaciones: cristiana, judía y musulmana.

MELILLA VIEJA
Por la noche es agradable el paseo por las solitarias calles del recinto viejo, calles estrechas que tienen su centro en la plaza donde se encuentra la antigua Casa del Gobernador. Previamente se ha atravesado una sucesión de murallas defensivas y la Puerta de Santiago. Las callejuelas llevan a la iglesia de la Purísima, al hospital de Rey y al faro, con un mirador con viejos cañones asomados al mar. Al fondo, a levante, el Mediterráneo; al norte, se adivina la costa almeriense; al sur y a poniente, Marruecos. Muy próxima, debajo, la ciudad moderna y el territorio anexionado a mediados del siglo XIX.

Melilla vieja. 

MELILLA MODERNA: MODERNISMO SOBRESALIENTE
A este territorio adyacente al peñón viejo se llega atravesando unas casas de tipo marinero. En la circular plaza de España confluyen las principales calles y el Parque Hernández. Un incipiente plano ortogonal cuyo eje es la Avenida de Juan Carlos I, concentra una serie espléndida de edificios clasicistas, modernistas, historicistas, Art-Decó, esgrafiada, posguerra, industrial, racionalista… Toda una sorpresa desconocida. La verdad es que está pidiendo a gritos ser declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Quedé plenamente sorprendido por ese hallazgo.
Un conjunto tan numeroso de edificios hace imposible citar incluso una gran parte. Destaco los edificios Reconquista, Casa de los Cristales o el número 1 de la Avda. de Juan Carlos I. Es realmente impresionante el conjunto. Si estas edificaciones estaban levantadas durante estos años de guerra cruel, imagino a soldados y civiles pasear por estas calles cuando a pocos kilómetros se mascaba la tragedia.

Edificio Reconquista.

Edificio de los Cristales.

Edificio nº 1 de la Avda Juan Carlos I.

A las afueras de la ciudad, en las proximidades de la frontera se encuentran las playas y me impresionó el cuartel del regimiento de Alcántara, aquél que fue aniquilado inútilmente en el río Kert, cubriendo la retirada a Monte Arruit.
Detrás del Parque de Hernández se encuentra la Comandancia Militar, un bello edificio donde se encontraban reunidos los golpistas de Darío Gazapo aquél 17 de julio de 1936 y cuyo intento de detención adelantó el golpe hace estos días justo 75 años.
Pero el tiempo apremia y, tras disfrutar de ese conjunto arquitectónico había que entrar en Marruecos. Un domingo por la mañana, sin las aglomeraciones paso la frontera. Ya lo cuento en dos días apara no alargar esta entrada.

domingo, 17 de julio de 2011

EL PROTECTORADO ESPAÑOL EN MARRUECOS, 1906-1956, MEDIO SIGLO DE SANGRE INÚTIL 12ª PARTE

SEGUNDA PARTE DE MI PRIMER VIAJE MARROQUÍ

EN EL VERANO DE DE 2005: XÁUEN
En la entrada anterior tuve que dividir en dos el primer viaje, realizado en el mes de julio de 2005. Continúo el relato y mis impresiones de aquél viaje de introducción. Recordamos que había visitado Tánger, Asilah y Larache. Ahora me quedaban Ceuta y Xauen.

 
En Ceuta de nuevo, pero más despacio
Ceuta es España en territorio africano. Es la puerta de África. Vuelvo a la frontera, pero al revés. Esta vez intento ver la “valla” desde el otro lado. Es domingo, el mejor día, pues los días laborables es constante el movimiento. Recordamos que cientos de marroquíes entran en Ceuta a diario a comprar en los centros comerciales para revender en Marruecos al día siguiente. El domingo está más tranquila la frontera.
Reconozco que necesitaba volver un día de nuevo a mi mundo. Necesitaba una cerveza tranquilamente en público, sin ser visto como un bicho raro por ello. La ciudad es un lugar donde entran los marroquíes sólo de Tetuán y de Castillejos con su pasaporte sin visado. Nada más ellos, el resto necesita de un visado.

Vino marroquí
Una cosa curiosa que muy poca gente sospecha es que Marruecos elabore vino. Pues sí, hay vino marroquí. Al volver a Ceuta me doy cuenta de los dos mundos vecinos pero a mil años de distancia. Pero ya es de noche y hay que volver al hotel de Tetuán. No se viene a Marruecos a ver Ceuta. Tras unos vinos y unos embutidos vuelvo al cuscús.
Sobre el alcohol se me viene a la cabeza una anécdota. Frente a mi hotel tetuaní está la Casa de España. Una noche fui a comer allá. El centro ya es de marroquíes, no de españoles, pero allá va a comer a veces el cónsul, se sirve comida española y los camareros están totalmente españolizados. Al ver la carta, veo vino. Reconozco que me hice el tonto. Yo había leído en guías turísticas que en la ciudad de Meknés, ciudad relativamente cercana a Fez, la ciudad que tiene unos fenomenales restos romanos –Volubilis- y que fue capital del Muley Ismail los años entre finales del siglo XVII e inicios del XVIII, había vino. Es normal. El clima al norte del Atlas es mediterráneo puro, muy apto para el viñedo.
- ¿De dónde es el vino? Imagino que francés o español.
- Magoquí señog.
- ¿Marroquí? Si estamos en un país musulmán.
- Es magoquí señog. Maguecos tiene vino pgopio.
- ¿Qué me dice? Póngame un vino marroquí.
Es un vino algo fuerte, de mucha graduación. Me recuerda al vino de La Mancha. Es tinto de mucho cuerpo y para tomar con carne porque, si se toma a palo seco y alguna copa de más, puede ser chunga la melopea.
El camarero quedó muy contento, pues se quedó con la mitad, ya que yo era el único que bebía entre los marroquíes acompañantes. Imagino que se la bebería. Les encanta el vino y el alcohol a escondidas por el morbo de la prohibición.

El viaje a Xauen
Otro día a Xauen. Tenía ganas de verla. Me habían dicho maravillas de la ciudad que fundaron españoles moriscos expulsados. Su fundador salió de la bellísima población gaditana de Vejer de la Frontera, con la que está hermanada.

Chefchauen es el mismo lugar que Xauen.
Esta placa está en Vejer de la Frontera (Cádiz).
Xauen, la ciudad prohibida a los cristianos bajo pena de muerte (los que osaron fueron envenenados), es una ciudad andalusí. Podría se un pueblo cordobés o granadino de la Subbética. Al salir el autobús veo un espectáculo curioso. El autobús es del año catapún: las fundas desvencijadas, saliéndose la espuma, el suelo con gotas de algo, a saber qué. Mejor no pensarlo. Calorazo dentro. He vuelto a mi infancia, a los años 60 españoles, con esos “coches de línea” en los que iba a un pueblo cercano a Madrid. Antes de partir un hombre da un discurso en árabe. Está vendiendo algo, enseña unos frascos. Oigo el árabe magrebí pleno. Nadie le compra. Igual que en esos años 60 iban los viejillos con su boina y sus bultos en bolsas de trapero en aquellos autobuses de antaño, ahora estoy en uno de ellos: viejecillos con chilaba y esas bolsas y maletas roídas. Olor a sudor. Alguien no se ha lavado los sobacos. Igualito que hace casi cuarenta años en “La Blasa”, nombre de la compañía de autobuses que iban a los pueblos del sur de Madrid. Estoy a finales de julio y el paisaje seco y de sol deslumbrante, apenas se diferencia de la mitad sur de España. Bosques de cedros a veces, de pinos, de encinas. Campos resecos, etc. Estoy haciendo el camino de aquellos moriscos, de aquellos soldados españoles de los años 20. Veo los desfiladeros y las alturas desde donde los “pacos” masacrarían a los soldados españoles en aquella terrible evacuación dirigida por Franco y que supuso un nuevo desastre de sangre inútil. “Paco” era el nombre que se daba a los francotiradores marroquíes y luego a los tiradores en general en la Guerra Civil.

Xáuen: pintoresquismo y decepción
Se llega a Xáuen a la zona de abajo, al barrio que hicieron los españoles, con su estilo hispano morisco. Hay que subir una cuesta para llegar a las murallas y a la puerta (a la “bab”, puerta en árabe). Es curioso como voy atando cabos. Me acuerdo de Bab al Bardúm, una de las puertas de Tolaytolá. ¿Qué es esto? Pues es la castellanización de puerta de Almamúm del Toledo taifa. En esa puerta de Xauen se leen lápidas. Una de ellas es la de la ayuda de la Junta de Andalucía financiando las rehabilitaciones de la ciudad. Eso sí es la amistad entre ambas orillas. Setenta años después se descubre que es mejor ese tipo de ayudas que ir de “protectores”.
Una calle llena de tenderetes adosados a las fachadas de las casas, sube a una placita llena de terrazas con restaurantes, cafés y teterías. Los objetos vendibles son los típicos de los sitios turísticos: teteras, babuchas, chilabas, pieles, bolsos, “marroquinería”, nunca mejor dicho, etc, etc.
La decepción es que siento el turismo típico de cualquier pueblo andaluz cercano a la costa del Sol: guiris a tope, muchos de ellos ya modernos, con sus pins, sus ganas de comprar “costo” o “has”. Estoy en el paraíso del hachis y la kiffa. Me acuerdo de “Bajarse al Moro”, ambientada aquí. Oigo hablar andaluz, inglés, alemán, italiano. Xáuen no tiene ya el sabor “pre” turístico de Larache. Las terrazas ya con los turistas que van camino del sur, de la ruta de las kasbas o del Atlas, o de las ciudades imperiales: Fez, Meknés, Marrakesch…He ido varias veces, incluso en invierno, en puentes, pero siempre turistas.
Por las callejuelas un comerciante treintañero me habla y me invita a su comercio. Me hice amiguete y logré en varios viajes posteriores tener un guía y un invitador de té verde moruno, con hierbabuena, que hoy día es el placer cotidiano de mis sobremesas madrileñas.
Me dice que sus abuelos eran de una tribu cercana que se opuso a la entrega a los españoles en 1917. Hoy se esfuerza en ser moderno y habla con turistas que otean los souvenirs de su tienda. Me dice que las fuerzas vivas le ven mal por sus relaciones con los extranjeros y por sus comentarios malos sobre el régimen marroquí. Pensaba yo en cuántos jóvenes españoles en las costas mediterráneas de Benidorm, Marbella o Palma en los años 60 y 70 harían lo mismo: decir los abusos de las fuerzas vivas y caciquiles y del régimen franquista aprobando sus “Leyes Orgánicas”. Igualito que hoy mismo –verano de 2011- cuando oigo el referéndum de Mohamed VI sobre su pseudorreforma constitucional.
Xauen es un espejo erróneo del Marruecos real. En sus calles hay más permisividad por el guiri: dejan llevar tú mismo la botella de vino para degustar mejor el sabroso cuscús de cordero, ternera o vegetal, en esos barros de cerámica con los puntitos de sémola y la cebolla caramelizada y los garbanzos.
Recuerdo que un día, en otro viaje, tuve una anécdota graciosa. Con unos amigos españoles pedimos unas patatas fritas. Al tardar mucho decíamos -de broma- ¿habrán ido a Ceuta a por las Matutano?. Rato después nos venía un plato de ricas patatas fritas recién hechas. Eso era volver a los años antes de la llamada “sociedad de consumo”.
Volviendo a 2005 decido ir al Oued (río) Lou. Es un paraje estupendo. Agua a raudales, vegetación exuberante, gargantas, cedros, pinsapos, pinos… Es una delicia el senderismo en el Parque Nacional de Talembote. Alquilamos un taxi y seguimos hacia la costa para volver a Tetuán ya por las playas vírgenes mediterráneas, con las montañas yebalíes a la izquierda y con las cercanas montañas Béticas andaluzas al fondo, a la derecha. Uno no se imaginaba estos vergeles cuando tenía asimilado las fotos del desierto, del erg y de la hammada (paisajes del desierto).
Transcribo aquí un texto sobre Xauen del gran periodista y viajero Manu Leguineche, sacado de su libro: “Annual, 1921, el desastre de España en El Rif”, Madrid, Alfaguara, 1996.

LA SANTA Y MISTERIOSA [XAUEN]
Encajonada entre montañas Xauen, que en berebere quiere decir “mira los cuernos de las montañas”, recuerda la vega de Granada y Sierra Nevada. La doble cumbre del monte Ech domina la ciudad como los cuernos de un ternero. La cordillera rifeña protege a Xauen y la esconde a los hijos del extranjero como un padre posesivo encierra a su hija más hermosa. Desde la altura se descubren sus techados rojos, los minaretes rosados, las terrazas blancas, las casas azulencas y las torres ocres. Es una ciudad arábigo-andaluza de casas enjalbegadas y jardines de palmeras, patios con naranjos y limoneros, escoltada de olivos, pinsapos y alcornocales. Es la capital del agua, del equilibrio de las formas, hecha a medida del hombre, pilar de la fe, fortaleza del Islam.
Los barrios de Xauen, la ciudad virtuosa del país Yebala, se distribuían en seis partes, la de los chorfa, los descendientes del profeta y los comerciantes, la de los artesanos y babucheros, la de los apicultores, la de los pobres y la de los refugiados de Andalucía del siglo XV que reúne los telares más activos de la industria local. Los andaluces llegados de Granada descubrieron en Xauen una bendición de Alá, agua en abundancia. Tras la fundación prohibieron que entrara en ella ningún infiel bajo pena de muerte. Ésta es la más apacible y la más guerrera de las ciudades del norte marroquí. Dice un refrán que el tunecino es una mujer, el argelino un hombre y el marroquí un león. Demuestra coraje en el combate y la adversidad, y un orgullo puntilloso. Hasta 1937 duró el mercado de mancebos de Xauen. En cuanto a los esclavos negros, uno de cinco años valía cincuenta duros; un adulto joven, de cien a quinientos y una hembra virgen, de dos a tres mil pesetas.
En Xauen, un anciano guarnicionero nos recordaba en 1965 lo que fue la guerra del Rif y el Yebala y Gomara: “Durante dieciocho años resistimos en estas montañas contra dos ejércitos de dos grandes potencias europeas. Nuestra ciudad es la única de Marruecos que fue bombardeada varias veces por aviones franceses y españoles. Hay que creer que las oraciones de sus habitantes fueron escuchadas por Dios y que la ciudad se encontraba bajo protección divina: si solo dos o tres bombas hubieran caído en el centro lo hubieran reducido a un montón de ruinas, pero cayeron sobre todo en la montaña y muchas de ellas no llegaron a explotar. Y ahora que somos otra vez libres, plantamos viñedos y olivares”.
Desde su exilio en El Cairo, en el palacio Kubé que le prestó el rey Faruk, el derrotado Abdelkrim soñaba con los aromas de Xauen, siempre nostálgica de Andalucía. A los viajeros llegados de Marruecos el caudillo del Rif les preguntaba por Xauen. Nos contaban allá en la posguerra que los más viejos de la ciudad santa pedían a Dios que les hiciera volver a su Granada conquistada por los infieles. La pugna contra los españoles fue agria, de resistencia pasiva, al estilo Ghandi. Hubo notables que al entrar los españoles en la ciudad se encerraron en sus casas. Ya no veían razón para vivir en las calles de Xauen por las que se paseaba el enemigo tradicional. Y se obstinaron en no salir al exterior hasta su muerte. Otras familias se negaron a enviar a sus hijos a la escuela bajo el Protectorado español, esas mismas familias que conservaban los títulos de propiedad de sus terrenos granadinos y las llaves de sus alquerías.
En Xauen, visitada ahora por turistas de todo el mundo, sus calles juegan a las luces y a las sombras. Han contado hasta veintiuna mezquitas, la más antigua construida en el año 880 de la hégira, diecisiete cofradías religiosas diferentes y diecisiete santuarios, el primero de los cuales lleva el nombre de Mulay Ali Ben Rachid, descendiente del Profeta, fundador y patrón de Xauen. Es la ciudad donde la primavera se parece al otoño, mística, austera, en otro tiempo inaccesible y hostil. Pero Castro Girona, con sus hábitos de carbonero y su conocimiento de la forma de ser del yebala, logró convencer a los notables con promesas, embustes y halagos, en la alcazaba construida por andaluces, que obtendrían más beneficios si rendían la ciudad sin resistencia: ahorrarían el derramamiento de sangre. Así lo hicieron y las tropas españolas pudieron entrar en Xauen sin que sonara un solo disparo. Eso sí, las mujeres llevaban babuchas negras en señal de duelo por la Granada perdida, algo que había ocurrido cinco siglos atrás.
El hermano del emir, Abdelkrim, el inteligente M´Hamed, diez años más joven, llamado Krim chico por los oficiales españoles, liberó Xauen en 1924. El minarete de la mezquita de los andaluces muestra aún impactos de las bombas españolas. Al retomar la ciudad santa los españoles de 1925, la actividad comercial se trasladó a Tetuán y Larache y la ciudad misteriosa recuperó la somnolencia y el rigor monástico de sus mejores días.

El Rif, Alhucemas, Annual
La última parte de este primer viaje es ir a Alhucemas y a Annual. Por fin iba a conocer otro lugar que ansiaba: el Rif, el país los Beni Urriagel, de los Bocoyas, de los Tafersit… Un taxista amigo de la familia que me recibió, nos llevó a Alhucemas.
Ahora ya la cosa cambia. El Rif es diferente. Ahora ya sí estaba en África de verdad. Alhucemas no me gustó, pero me dio sorpresas de la gente. Es una población algo destartalada. Desde la playa se ve la isla del mismo nombre. Es un fuerte español hasta hoy día, como las Chafarinas o el peñón de Vélez de la Gomera. O la desconocida Perejil, lamentablemente famosa aquél verano de 2002. Residuos del viejo colonialismo desde el siglo XV. Diviso las playas donde en 1925, 80 años antes se dio el desembarco definitivo. Muy cerca hay un edificio interesante: es un IES llamado Melchor Gaspar de Jovellanos, un IES público, como cualquiera de España pero con el fin de dar el título de la Secundaria a chavales marroquíes de las clases altas, con vistas a su españolización frente a la educación francesa o marroquí.

 Peñón o islote de Alhucemas, hoy del Ejército español.

IES Jovellanos (Alhucemas).

Al levantarme al día siguiente, la sorpresa: descubro el cherja, el idioma ancestral de El Rif. Nada que ver con el árabe. Allí descubro que estoy entre bereberes, diferentes a los árabes. Un lugareño me dice indignado cuando le llamo árabe:
- A ver si te entegas, yo no seg árabe, yo berebere.
- Los berebere solo parecegnos árabes en que semos musulmanes, nada más. Costumbges difegentes.
Mis acompañantes no se entendían con las limpiadoras del hotel ¡no hablaban cherja!... ¡ni ellas el árabe!. En los cafés lo mismo: esperar un camarero bilingüe.
Otra sorpresa. Me llamaban el árabe a mí. ¿Por qué? Por mi morenez. Los bereberes, muchos de ellos son pelirrojos de ojos claros, muy diferentes del moro, moruno, moreno, de piel renegrida y cabellos negros cetrinos.
Un señor nos lleva a su casa. En su hogar hay un retrato de Abd el Krim. Este señor mayor le recuerda al verle en su niñez. Su padre luchó en su bando. No puedo encontrar un taxi barato a Axdir. El que un español quiera taxi sube su precio por las nubes. Sin embargo puedo lograr que uno me lleve a Annual.
Es un paraje muy árido, desértico casi. Un pequeño montículo con una piedra blanca con una lápida en árabe recuerda la masacre. El taxista, que nunca había ido allá, pero que sabe de esa batalla –magnificada por supuesto por las autoridades en las escuelas-, ríe con placer al leer el texto, un texto exagerado que magnifica la victoria: minimiza las fuerzas rifeñas y maximiza las fuerzas españolas para dar más valor a sus armas. En la narración del segundo viaje ya me extenderé más. El tiempo apremia y hay que volver a Tetuán.
Logramos un taxista con viajeros compartidos. Al poco se van apeando y quedamos solos con el taxista que hablaba el español con dificultad. Su hermano estaba en España de albañil. Su sueño era pasar a la península. Lo logró una vez, pero le “pescaron” en el último momento en la aduana. De nuevo a Marruecos. Allí descubro otra cosa. Los marroquíes que quieren salir y visitar Europa no pueden. Sólo pueden los adinerados: los que tienen trabajo bueno, negocios, etc, y dan garantías de regresar y no quedarse de ilegales. Sólo así pueden obtener un costoso visado. Ahora comprendo lo de las pateras.
En la ruta atravieso bosques de cedros, pinos, etc. A veces me veo en carreteras de la sierra madrileña o de las serranías andaluzas. A veces la carretera se asoma al Mediterráneo. Atraviesa aldeas diminutas. Se puede parar a orinar y tomar un té. Preguntado por el retrete me dicen que el más grande: el campo, entre matojos. En los chiringuitos que tienen retrete, la taza es algo del futuro. Lo normal son aquellos de “Roca” instalados en el suelo, aquellos de las viejas tabernas españolas y que ya apenas hay. No tienen cadena para tirar. Un cubo de plástico y un grifito para llenarlo de agua y echarlo a la plataforma.
Ya de vuelta en Tetuán, la víspera de mi regreso a Madrid, me invitan a una casa a tomar cuscús. La casa como cualquiera andaluza. El padre, un señor de unos 70 años me habla en español andaluzado. Se había criado en los tiempos del Protectorado entre españoles hijos de militares, había estudiado el viejo Bachillerato español, con “Enciclopedia Álvarez” incluida, lector habitual de El País, El Marca, “culé” futbolístico, etc. Había visitado la España de los 60: Benidorm, Marbella… En su juventud bebía. Tiene familia en Ceuta, ciudad a la que va muchas veces, y su hermano era un anciano, uno de esos “moros” que trajo Franco a la guerra civil. Me dice que un tío suyo murió en la batalla de Málaga. Le respondo de su mala suerte, pues la matanza fue de republicanos a manos de los italianos aquél enero de 1937.

La vuelta a los Madriles
Al día siguiente la frontera. ¿Cómo volví al “primer mundo”? En la frontera de Ceuta apenas me miran el pasaporte los policías nacionales o guardias civiles. Al llegar al ferry de la Transmediterránea, me ven el DNI muy superficialmente. Veo el estrecho rumbo al norte. De frente Gibraltar y la bahía de Algeciras se acercan lentamente. Al volverme, el Monte Hacho de Ceuta, o el Monte Moussa marroquí se alejan poco a poco. En la aduana de Algeciras apenas me piden nada, solo te miran varios guardias y policías y según vea te hacen abrir el equipaje o no. Un marroquí con sangre fría puede cruzar la raya.
El Talgo me deja en la madrileña plaza de Atocha. Es aún julio y ya estoy maquinando para volver en agosto a Melilla.
Eso lo cuento ya en la próxima entrada.

viernes, 8 de julio de 2011

EL PROTECTORADO ESPAÑOL EN MARRUECOS, 1906-1956. MEDIO SIGLO DE SANGRE INÚTIL. (11ª PARTE)

MIS IMPRESIONES DEL NORTE DE MARRUECOS

EN MIS DOS VIAJES DE 2005 (I)
Tras el atentado de Madrid, el trágico 11-M, reconozco que apenas sabía nada del Islam ni de su cultura, como cualquier occidental. Mis conocimientos eran muy superficiales de Al Ándalus y de su historia medieval en mis tiempos de la facultad. Al tópico del moro malo, del moro ladrón, ahora se suma el tópico del moro integrista y del moro terrorista.
Antes de nada, decir que "moro" hoy considerado despectivo hacia ellos por parte occidental, es en realidad un cultismo. Moro viene del latín  "maurus", que significa moruno, moreno, oscuro. Mauritania Tingitana, es el país de los maurus, de los morenos, de los oscuros, nada que ver con el actual país, al sur del Sahara occidental marroquí, llamado Mauritania. Lo de Tingitania viene del Tingis romano (hoy Tánger). De todas formas ellos aceptan lo de moro si no es despectivo: dicen pincho moruno, por supuesto de pollo o ternera, sin cerdo (halufo en árabe) naturalmente.
Desde muy niño, como hijo de un antiguo funcionario español en el Protectorado, recuerdo a mi padre hablando de sus vivencias marroquíes en los años 40: desde un guantazo a un carterista en Tetuán, el cerrar la puerta de su casa un marroquí y meter su mujer para que no fuese vista, comer en el suelo y con la mano, eructar tras la comida como signo bereber de agradecimiento y de haber tenido buen provecho, las cutrerías que veía, su cabalgada a los restos de Annual, su visión cerca de Melilla de cómo un submarino alemán era hundido por la aviación aliada, la inquietud ante el desembarco norteamericano de 1942, el cómo al volver a Málaga, en aquél verano de 1945, un vendedor ambulante le dijo que los americanos habían tirado la “bomba asmática”, etc, etc. En una colección de fascículos que él reunía, titulado “70 años de España a través de ABC”, leí las crónicas de ese desastre y me familiaricé con esas fotos horribles antes vista. También en una serie de TVE de aquellos años finales del franquismo llamada “España, siglo XX”, muy facha pero con buenos documentales de la época. Con 15 años viví la muerte de Franco y la “Marcha Verde”. También los inicios del POLISARIO y su guerra contra Marruecos. Recuerdo cómo en esos años, hasta los 90, salían en la prensa las noticias de las reivindicaciones de Ceuta y de Melilla por Hassan II. También los apresamientos de pesqueros españoles en aguas marroquíes. Hassan II era el malo para los españoles, el posible asesino de su padre, Mohamed V, para conseguir el poder, etc, etc.
Ya en el siglo XXI, con los inmigrantes marroquíes en España, la crisis del “Perejil” -recuerdo ver a legionarios en una tele de un bar- y cómo se daba la noticia y la operación de recuperación, que pudo haber tenido consecuencias imprevisibles. Con todos esos ingredientes se daba el terrorífico atentado, en pleno auge del islamismo desde el 11-S o el atentado en 2002 en la Casa de España, en Casablanca.



EL PRIMER VIAJE: MI DESCUBRIMIENTO DE LOS MUNDOS ISLÁMICO, NO OCCIDENTAL Y SUBDESARROLLADO (I)
En el año 2005 un antiguo compañero de trabajo me propuso acompañarlo a Marruecos, a cambiar impresiones con colegas de aquél país. La ocasión la pintaban calva. El viaje, en julio, sería sin prisas, gradual. Desde la madrileña estación de Atocha a Algeciras.

El Estrecho desde la costa sur de Cádiz, la puerta de África. Al fondo el jebel Mussa.
En Algeciras, la visión del Estrecho. Increíble la poca distancia -apenas 15 kilómetros- entre las dos orillas, que son un túnel del tiempo, un muro infranqueable entre dos mundos. Entre dos civilizaciones. Es más espectacular cruzar desde Algeciras a Tánger, pues el ferry vira al oeste y se pueden ver las dos orillas a cada lado: las sierras andaluzas y las montañas yebalíes, con la Mujer Muerta del Jebel (montaña) Mussa y su opuesto Gibraltar (Jebel Tarik). Los dos caudillos musulmanes conquistadores de la Hispania visigoda.

Ceuta, España en África
La llegada a Ceuta apenas es impactante: es una ciudad donde aún es mayoritaria la población de origen peninsular. Se nota, eso sí, más población musulmana de lo normal que se ve en Madrid u otras zonas de la península. El viejo enclave ocupado en 1415 por los portugueses, y el penúltimo territorio en ser español (el último es la pacense Olivenza), es una localidad sin muchos alicientes. La ciudad cuenta con unos 60.000 habitantes y buenas infraestructuras: buen mercado, buena zona de recreo llamada Parque del Mediterráneo, lugar con piscinas al lado del mar, etc. Su casco histórico apenas tiene edificios elegantes: una catedral, la iglesia de Nuestra Señora de África, enfrente la Comandancia Militar, una casa modernista interesante de inicios del siglo XX: la Casa de los Dragones, las Murallas Reales (adosada a las mismas recuerdo un bar ¡gallego! con excelente pulpo a feira), el Monte Hacho, con el Museo de los Regulares, un mueso de la Legión, y poco más. Interesantes son las vistas al Monte Musa que vigila la ciudad desde su cima a unos 800 metros de altura. Varias veces he intentado subirlo pero el viento de levante lo impidió. He visto fotos desde su cumbre y las vistas son espectaculares de la costa gaditana al norte y las montañas de Tetuán al sur. El barrio con mala fama es el del Príncipe Alfonso, donde me dicen que no hay nada que ver, salvo llevarse un disgusto.

Casa del Dragón



Un taxista musulmán
Lo mejor es tomar un taxi que te lleve por la ciudad y sus alrededores. El taxista que me llevó era musulmán. Me equivoqué al decir que era Benzú (barrio separado del centro y pegado a la cerrada frontera oeste), donde le pegaron el tiro a Franco. El taxista me corrige y me dice que era El Biutz, en territorio marroquí, lugar de origen de su familia. Hago mi comentario negativo de Franco y me dice que gracias a él había orden en la Ceuta de antaño. Un taxista joven, musulmán y franquista sociológico. Otro tópico que me despeja: digo que con el tiempo la natalidad musulmana daría mayoría a los ceutíes de origen marroquí y su pase de soberanía al vecino país. ¡Ni hablar! Me dice. Los musulmanes ceutíes son, mayoritariamente españolistas. Sus hermanos de religión son los vecinos del sur, pero lo tienen claro: el pasaporte español les mola más que el verde de Marruecos. Como los euros en el bolsillo frente a los dirhams marroquíes. Desde la costa norte de la península ceutí se divisa muy cercana la costa de Algeciras y Tarifa. Desde la costa sur, el panorama es muy interesante: la sierra de Bullones que llega hasta Tetuán y el Cabo Negro. Al tener reciente la lectura de ambientación del Episodio Nacional galdosiano de Aita Tettauen, que se ambienta en la guerra de 1860, veo el itinerario costero de Prim.
Al sur, la única frontera abierta: El Tarajal. Allí cambio dinero a unos ambulantes típicos de frontera. En las colas ante el lado marroquí el espectáculo diario: el incesante número de hombres y mujeres con sus chilabas, cargados con alforjas llevando las mercancías compradas en los supermercados fronterizos, con destino a revenderlos al otro lado de la frontera. Tengo conversaciones con los marroquíes que llegan desde Francia y España rumbo a sus hogares que dejaron antaño, esos que se ven por las carreteras nacionales y en las áreas de descanso de la A1 y la A2, los de la operación Paso de Estrecho. Allí se ven las alambradas y los jóvenes subidos a montecillos viendo la frontera y discurriendo cómo poder pasar al lado español.
Tras rellenar unos papelillos en los que el gendarme introduce tus datos en el ordenador, se entra en Marruecos.
El contacto de verdad, la impresión inicial
Para un español actual, este paso es una experiencia a la que conviene ir preparado. Se llega a la explanada donde decenas de taxistas con sus viejos Mercedes Benz desechados de Alemania, te llaman a gritos:
- ¡Tituán! ¡Tituán! ¿tú ispaniol?
- Bien Ispana, amigo, yo ti llevar Tituán, Ispana cohonuda.
Cuando se reúnen seis personas estrujadas arranca el taxi. La impresión es la leche: ¡cuatro atrás y dos adelante junto al conductor! Al intentar abrir la ventanilla para no asfixiarme veo que es necesario pedir una llave inglesa para mover la tuerca, antes un cordel hace de asa para cerrar la puerta trasera.
La carretera es histórica: por aquí pasaron los romanos a conquistar la Mauritania Tingitana, los godos, las tropas bereberes en 711, las tropas de Enrique III en 1409 a saquear Tetuán, las tropas de Prim en 1860, los legionarios de la guerra que hemos visto, los turistas, los inmigrantes de ida y vuelta, etc, etc. Las urbanizaciones turísticas de chalets y apartamentos esconden la playa tras de sí. Casi todos los viajeros entienden el castellano: cruzan casi todos los días la frontera.

Tetuán: “La Blanca Paloma”
Tetuán, ciudad Patrimonio de la Humanidad, la vieja capital del Protectorado. Desde lejos dicen que su urbanismo de casas encaladas blancas semeja una paloma con las alas abiertas. Esa forma ya se difumina con los suburbios que la envuelven en continuo crecimiento. Muy cercanas se encuentran Cabo Negro y Martil, ciudades de veraneo playero con feos apartamentos similares a los españoles. También, al este, Sania Ramel, el aeródromo donde aterrizó Franco el 18 de julio.
La impresión de estar en el Islam. La casi totalidad de las mujeres con el hiyab o pañuelo en la cabeza. Cientos de chavales jóvenes en las calles, adolescentes sin apenas futuro. La abundancia de niños, ya casi inexistentes en la envejecida España, hace recordar a la infancia en Madrid, cuando en los años 60 era el mismo panorama. El hotel en el viejo ensanche español colonial. El primer día es ya tarde y al hotel. Es curioso que enfrente está la Casa de España.
La primera mañana se ve cómo la huella española aún existe. Calculo que, al menos, un 30% de la población, sobre todo mayor, habla castellano como los andaluces. Veo establecimientos antiguos con nombres españoles, tiendas de ultramarinos ya inexistentes en España, cafés tipo años 50, donde se sirve Nescafé, Cola Cao, porras, churros, palmeras…todo ello con su nombre español.
La calle de Mohamed V me recuerda a cualquier ciudad andaluza de los años 20 a 40, con el mismo estilo regionalista hispano-morisco con tintes modernistas. La calle atraviesa la Plaza de Primo a secas. No es su nombre, pero todos la conocen por esa denominación en honor a don Miguel, el dictador. Salvo los ancianos, pocos saben quién es ese “Primo”. Una plaza circular, que recuerda a Andalucía, con el Consulado español dominando el panorama. Al otro lado de dicha plaza se levanta un templo católico de estilo neo-mudéjar.
Al extremo opuesto de la calle Mohamed V se llega a otra plaza circular, con el viejo palacio del majcen o gobierno marroquí del Protectorado. Ahí empieza el viaje al exotismo: se entra en la medina (m´dina), verdadero laberinto de calles, casi por completo flanqueadas por comercios con sus puestos artesanos y callejeros atiborrados de gente de todo tipo. Chavales y jóvenes que se te ofrecen como guías por ese laberinto. Es el urbanismo que se repite en casi todo el mundo musulmán. Muchos te ofrecen en español su mercancía: frutas, ropas, joyería, teteras, productos españoles recién comprados en Ceuta, etc, etc.
Tetuán es un nombre muy dicho en Madrid desde siempre. Ese nombre se le da a un distrito de la capital, con una estación de Metro, por ser donde se instalaron los soldados licenciados de Prim de aquella guerra de 1860. Ahora estaba yo en el verdadero Tetuán, en la ciudad tan andalusí, la ciudad que reconstruyeron los españoles musulmanes que fueron expulsados del reino de Granada desde 1492 hasta 1609.
En un cerro, tras las murallas se ve un barrio de casas blancas. Me indican que no es recomendable ir. De ese barrio salieron los terroristas del 11-M. Fuera del centro está la zona de taxis a Xauen, la otra joya del viaje. Antes fui a Tánger. Había que acostumbrarse al nuevo mundo poco a poco.

Tánger, el cosmopolitismo de antaño
Sí, la vieja Tingis romana, la capital cosmopolita, la que mira a Europa, la de clima mediterráneo asomada al Atlántico. El camino lleva a Castillejos (donde la batalla de 1860) y, por la costa sur del estrecho. El paisaje es encantador, viendo la costa gaditana a un paso. Es increíble la cercanía. Hoy, según me dicen, se rompe ese encanto ante la construcción del mega puerto de Tánger-Med. En uno de mis viajes pude tomar un te moruno a la menta viendo Andalucía a lo lejos, y unas horas después, con un cubata viendo la costa africana desde Tarifa. Debió de ser increíble el ambiente del Protectorado internacional, el administrado por la Sociedad de Naciones. Lo mejor es contratar desde el Hotel una visita organizada o un taxi a las cuevas de Hércules y el cabo Espartel, con vistas al Atlántico. Luego pasear y perderse por la medina. Un señor mayor me pidió 5 euros por guiarme unas tres horas. Acepto. Allí descubrí que el señor era hijo de un antiguo combatiente de la guerra civil. En un restaurante se sirve alcohol sin problemas y con el camarero diciendo que el alcohol es normal, aunque reconoce que a escondidas a veces. Desde una plaza a modo de balcón se ve la península. El guía nos habla de Paul Bowles, el norteamericano de los años cuarenta y de El cielo protector. Lo mejor de Tánger es la medina y sus mezquitas aunque, en Marruecos, a diferencia de otros países musulmanes, está prohibida su entrada a los no mahometanos. También conserva la ciudad una fortaleza con cañones asomados al Atlántico. Aquí llegó, como dijimos, el káiser Guillermo II en 1905.


Asilah, Larache. El Atlántico magrebí de verdad
Magreb es occidente en árabe. Es verdad, allí, en la costa atlántica, se acaba el viejo mundo,  tanto musulmán como cristiano. En ambas ciudades se pueden ver espectaculares ocasos, sobre todo desde Asilah (Arcila en castellano).
Arcila tiene una ciudadela portuguesa. Luego pasó a España, que la perdió en el siglo XVII, como Larache, en tiempos del temible Muley Ismail, el fundador de la dinastía alauí. Pasear por sus calles es como pasear por un pueblo gaditano sin bares. La blanca cal de sus casas, las puertas verdes y azules y el olor a mar, son mis mejores recuerdos, tanto por el día como por la noche. El ocaso es un espectáculo estupendo. Viendo ese ocaso, en 2005 y en 2006, pensaba, cómo desde otras playas españolas, en el otro lado del océano, en las Américas,  que aún no conocía.
En una terraza, al atardecer, un camarero me ofrece cubalibre, ginebra, cerveza, pero con la condición de irme más hacia el dentro del bar, sin que me viesen mucho los paseantes, por si me veía un integrista. Eso es lo malo aún de Marruecos. Recuerdo en Fez ver tiendas de comestible con alcohol con letreros como: Touts contre le terrorisme et pour la libertè. Era ya el año 2006, en plena época de yihaddismo y guerra de Irak.

Asilah

Larache es otro lugar a visitar. Lo que más me gustó es que no es turística y, por ello, y en el mes de julio, no había ni un solo extranjero. En Larache sí me ví inmerso en el Islam. La medina no es turística, ni está terciarizada: está habitada. Los niños corretean la gente deambula por sus zocos o mercados. Un señor mayor me indica un edificio, muy deteriorado, frente a mí, un edificio que se notaba singular en sus tiempos:
-¿Ispaniol? isa es comandansia militar ispaniola antigua.
Me imaginaba ahí a todos los africanistas que mandaron en ese ex cuartel, sobre todo el general Mola en sus largos años de comandante en jefe de la plaza. Dos cosas curiosas.
Una, en el restaurante, los pescados frescos en una terraza, hermosos: emperador, rape, calamares…lo malo es que se extrañaba una cerveza o un vinito. Lo que me asombró del país es que no existe apenas la cerveza sin alcohol. Una pena comer esos pescado a la plancha con agua mineral o Fanta. En los barrios populares y sin occidentales el alcohol no se huele en público.

Larache

La otra anécdota es que entre musulmanes como estaba, un señor nos oye hablar en castellano:
-¿Españoles?
-Sí.
-¿De dónde?
-Madrid.
-Jajajja, yo albañil en Alcobendas, de vacaciones acá. Bienvenidos a Marreucos. Salam Alikum.
Larache tiene también una zona de ensanche levantada por los españoles en estilo hispano-morisco en la primera mitad del siglo XX, con una plaza circular con azulejos azulados, similares a los de Talavera. Muy próximo, en el paseo marítimo, se encuentran las ruinas de la vieja Kasba de la Cigüeña y unas terrazas de cafés y teterías sofisticadas. El camarero sonríe al oírnos y saber de dónde veníamos.
Tomamos un autobús muy cutre que nos lleva a Luxus, la vieja ciudad romana. Soy poco aficionado a la arqueología, pero estos restos estaban bien conservados a pesar del abandono. Un guía local, de unos cincuenta años, también hijo de un regular de la guerra civil española nos enseña esas ruinas muy amablemente. Reconoce que el descuido y la falta de dinero estaban deteriorando el lugar irreversiblemente. Al volver en el taxi, un viajero muy joven marroquí de vacaciones estudia medicina Granada. Curioso, casi todos me entendían. El taxista con su chilaba conduciendo.
Queda aún relato por describir y ya me extiendo demasiado. Dejo para la siguiente entrada el resto de este viaje y el segundo. Espero el lector disfrute leyendo.

martes, 5 de julio de 2011

EL PROTECTORADO ESPAÑOL EN MARRUECOS, 1906-1956: MEDIO SIGLO DE SANGRE INÚTIL. (10ª PARTE)

PROTAGONISTAS FUNDAMENTALES DEL PROTECTORADO

1. FRANCO; Francisco
El Ferrol, 1892 / 1975, Madrid
Tras ser un alumno mediocre en la academia de Toledo, siguió igual en Marruecos. Fue herido grave en El Biutz, cerca de Ceuta. Su gran actuación fue en la retirada de Xauen. Se crió en la crueldad de la guerra del Rif. Durante la II República no aceptó la Ley de Azaña del retiro militar bien pagado. En el Bienio Radical-cedista, entre finales de 1933 e inicios de 1936, estuvo al frente del Estado Mayor, con la confianza de Gil Robles, el cual le eligió para que en octubre de 1934, reprimiese salvajemente la huelga minera asturiana usando tropas indígenas marroquíes. Este hecho le marcó, pues lo tomó como el inicio de “su” guerra civil. Voló en el Dragón Rapide en julio de 1936 para sumarse a la sublevación. Volvió a ensayar el uso de fuerzas coloniales en la Península. Fuera de su tiempo, en los años 50, con las relaciones con Francia bajo mínimos, apoyó a la oposición nacionalista marroquí anti francesa. Ésta se volvió contra él en invierno de 1956 y obligó a la independencia del Protectorado español. La posterior política de descolonización en Guinea Ecuatorial y el Sahara fue igualmente lamentable. Su dictadura duró casi cuarenta años, sin apenas incidentes en su largo desarrollo, solo muy al final (nacimiento de ETA en 1968, asesinato de Carrero Blanco en 1973, y la incipiente y dura crisis económica de los años 70) tuvo algo de inquietud para su persona.

2. MILLÁN-ASTRAY, José
La Coruña 1879 / 1954, Madrid
Personaje esperpéntico. Su cuerpo estuvo lleno de balazos y cicatrices. De arrebatos muy violentos, fundó la Legión con Franco a inicios de los años veinte. A finales de 1936 tuvo el famoso incidente con Unamuno en Salamanca y su frase “¡Muera la inteligencia!”. Su carácter violento le llevó a una vida completamente escandalosa hasta su muerte en Madrid.

3. GENERAL SANJURJO
Pamplona 1872 / 1936, Estoril
Es el típico militar colonial de su época: luchó en Cuba y en Marruecos, donde es el africanista modelo: reaccionario, golpista y criado en la crueldad de esta guerra del Rif, estando en una de las campañas más cruentas: Barranco del Lobo (1909), recuperación del territorio perdido en Annual, desembarco en Alhucemas, y pacificador final en 1927. En estos años ganó la Laureada y el marquesado del Rif.
Más tarde apoyó el golpe Primo de Rivera en 1923. En la dictadura compaginó el comisariado de Marruecos y la dirección de la Guardia Civil. Facilitó el triunfo de la II República, pero en 1932 organizó un fallido golpe (La Sanjurjada), siendo condenado a muerte, aunque fue desterrado en Portugal, desde donde conspiró para el golpe de 1936. Se mató al despegar su avión desde Lisboa a España.

4. BERENGUER; Dámaso
Cuba, 1873 / 1953, Madrid
En 1921 era Alto Comisario del Protectorado. Estuvo a punto de capturar a El Raisuni. Fue procesado por su actuación negligente en el desastre de julio-agosto de 1921. En la II República fue procesado por las ejecuciones de Jaca de 1930, cuando era “dictablando” y ministro del Ejército. Murió en el olvido del Madrid franquista.

5. ALFONSO XIII
Madrid, 1886 / 1941, Roma
El “Africano”, paradójicamente. Sus intentos de tapar el escándalo posterior al desastre, le llevaron a intentar imitar al dictador italiano. Llamaba a Primo de Rivera “mi Mussolini”. Incapaz de reformar el régimen de la Restauración, mediante la convocatoria de unas elecciones a Cortes Constituyentes, sobre todo desde el intento de Cambó en 1917 y su Asamblea de Parlamentarios, entregó el poder a Primo de Rivera en 1923 y dio argumentos a sus enemigos. La suerte de la Dictadura sería la suya. Desde enero de 1930 y hasta abril de 1931, sus intentos de mantener el trono fracasaron. Murió solo, divorciado, con varios hijos tarados por la desgracia y la enfermedad, y acabado anímicamente en Roma.

6. PRIMO DE RIVERA; Miguel
Jerez de la Frontera, 1870 / 1930, París
Militar africanista de ilustre familia castense. Su hermano Fernando falleció en Monte Arruit, tras la heroica carga de su regimiento de Alcántara, lo que le afectó profundamente hasta pensar seriamente -a pesar de la oposición militar- en el abandono del Protectorado. No tuvo por ello buenas relaciones con Franco, el cual le criticó muy irónicamente su postura. Al final accedió al desembarco de Alhucemas, cuando ya era dictador, en 1925. El desprecio final del rey le desanimó y deprimió hasta el punto de dimitir enero de 1930. Murió al poco tiempo exiliado y solo en un hotel de París.

7. GENERAL SILVESTRE
El Caney, Cuba, 1871 / 1921, Annual
Irascible de carácter, llevó a su división a la muerte. Espoleado por Alfonso XIII en el famoso telegrama en que se le animaba a atacar y hacer una ofensiva a Alhucemas. Berenguer lo había prohibido, pero el rey le animó a despreciar al Alto Comisario. Su cuerpo nunca apareció. Su hijo murió en la guerra civil.

8. GENERAL NAVARRO
¿? 1862 / 1936, Paracuellos del Jarama
Fue el que llevó el peso de la retirada. En Monte Arruit, tras darse cuenta de que los refuerzos salvadores no podían llegarle, negoció su rendición y salvación. Estuvo preso y humillado en el Axdir de Abd el Krim. En 1936, dadas sus ideas derechistas, fue internado en la Cárcel Modelo. Pudo escaparse en la confusión del horrible asalto de agosto. Al llegar a su casa, antes de escapar de nuevo, cometió la imprudencia de bañarse. Los milicianos lo encontraron en su casa y lo detuvieron de nuevo. En noviembre de ese trágico año fue fusilado con su hijo en Paracuellos del Jarama, en las cercanías de Madrid.

9. GENERAL PICASSO
Málaga, 1857 / 1935, Madrid
Era el tío del pintor Pablo. Ingresa en el Arma de Caballería. En 1893 se distinguió en la pequeña guerra de Melilla, logrando la Laureada de San Fernando. En 1915 es General de Brigada. Fue el representante español ante la Sociedad de Naciones. En 1921 es General de División, poco antes del desastre de Annual. El vizconde de Eza, entonces ministro de Guerra le encarga investigar la humillante derrota. Formó el llamado Expediente Picasso. Sufrió amenazas y presiones a medida que redactaba el informe, lo que le causó fuerte depresión. Se negó a conspirar contra Primo de Rivera y la II República no le ayudó en nada. Murió de cáncer de garganta en 1935. No vio la guerra civil que ya preveía.

10. GARCÍA VALIÑO; Rafael.
Toledo 1898 / 1972, Madrid
Tras estudiar brillantemente en la Academia de Toledo, pasa al frente de Marruecos. Como cualquier militar africanista hubo de luchar decisivamente en la guerra civil española. Fue el último Alto Comisario del Protectorado entre 1951 y 1956. Al final, por motivos de política descolonizadora, se enfrentó a Franco, siendo fulminantemente cesado.

11. GONZALVE LYAUTEY; Louis Hubert
Nancy, 1854 / 1934, Thorey
Hijo de un ingeniero de caminos, ingresó en la caballería. Tras servir en Argelia, Indochina y Madagascar, ascendió a general en 1903. Ante los incidentes en Fez contra ciudadanos franceses en 1912, fue nombrado Alto Comisario de Marruecos. La ocupación del “Marruecos útil” la realizó comprando la sumisión de los señores de la guerra locales como El Glaoui, señor de Marrakesch. Durante la I Guerra Mundial hizo de Marruecos una fuente de soldados bereberes y de materias primas para Francia. Impulsó la formación de funcionarios indígenas para ganar popularidad.
Su exceso de pacifismo le hizo ser sustituido por Petain en 1923, el héroe nacional del Marne, mucho más belicista y partidario de ayudar a España ante los ataques de Abd el Krim.

12. ABD EL KRIM
Axdir (Alhucemas), 1882-83 / 1963, El Cairo
Era hijo de un cadí (juez musulmán) amigo de España, de la tribu Beni Urriagel. Estudió bachillerato español en Melilla. Más tarde estudió teología islámica en Fez. De vuelta a Melilla, trabajó como profesor y traductor de árabe de las tropas indígenas. También escribió en el periódico El Telegrama del Rif.
Durante la Primera Guerra Mundial fue detenido bajo la acusación de ser espía de los alemanes para acabar con el protectorado. Intentó fugarse del fuerte de Rostrogordo, rompiéndose una pierna, lo que le dejó cojo de por vida. Fue liberado, pero se resintió contra los europeos, iniciando la lucha anticolonialista.
Eufórico por su triunfo en Annual, cometió el error de atacar a los franceses. Ambos administradores coloniales se aliaron (hasta entonces Francia ninguneaba a España) y, tras Alhucemas, hubo de entregarse a los franceses.
Fue deportado a Madagascar. En 1947, cuando era trasladado a Francia, logró el asilo en Egipto. Desde su exilio se entrevistó con los líderes anticolonialistas magrebíes a los que orientó en su lucha de liberación. En 1956 rechazó volver al Marruecos independiente de Mohammed V. Parece que en exilio intentó pactar con Franco para liberar el Rif. Franco le rechazó.

13. EL RAISUNI
Zinat, últimos años 60 del siglo XIX / 1925
Era hijo de un caíd, aunque desde joven estuvo perseguido por robo de ganado. Tras estar encarcelado unos cuatro años en duras condiciones, empezó a secuestrar. Dominaba casi toda la Yebbala y era un mezcla de señor feudal, bandido y pirata con algunas barcazas. Empezó a secuestrar a marroquíes y europeos, incluso al norteamericano Pericardis, lo que ocasionó una fuerte crisis diplomática con USA.
Contra la invasión española organizó una dura guerra de guerrillas hasta 1922, año en que se sometió a la autoridad del Alto Comisario español para enfrentarse a Abd el-Krim. En 1925 fue capturado por los rebeldes rifeños, muriendo ante las duras condiciones del cautiverio.

14. MOHAMMED BEN MIZZIÁN
Beni Enzar, frontera de Melilla, 1997 / 1975, Madrid
Personaje especialmente controvertido. Nacido en una tribu aliada de España, estudió en Melilla, siendo su profesor Abd el Krim. Alfonso XIII visitó la ciudad y se quedó asombrado del niño rifeño por sus estudios sobre España. Le ayudó en su ingreso en la Academia de Infantería de Toledo, cambiando los estatutos para poder admitir un cadete no católico. Su acción salvó Melilla aquellos días trágicos. Aliado fiel de España, trabó íntima amistad con Franco. El 17 de julio de 1936 marchó con sus regulares hacia Melilla para ayudar a la sublevación. Se considera esta marcha el primer acto de la guerra civil. Ya en le península atacó con extraordinaria crueldad los pueblos entre Sevilla y Madrid con sus tropas indígenas. Su crueldad iba coordinada con la de los legionarios de Yagüe y Castejón. Atacó el Alcázar de Toledo asesinando a todos los sitiadores republicanos, incluso a los heridos milicianos en su hospital de campaña. Todo un crimen de guerra.
En 1956, tras ser teniente general en La Coruña, solicitó ingresar en el Ejército marroquí recién independizado. Reprimió con dureza el levantamiento rifeño y anti marroquí de 1957, usando gases tóxicos y desembarcando también en Alhucemas. Fue embajador marroquí ante Franco en los años 60. En 1975 falleció de cáncer en Madrid.

15. MOHAMED V

Fez, 1909 / 1961, Rabat
Fue el sultán de Marruecos entre 1927 y 1953, fecha en que fue depuesto por los franceses y deportado a Madagascar por sus actividades anticolonialistas tras el final de la II Guerra Mundial, siendo sustituido por el títere de París, Mohammed Ben Arafa. Volvió en honor de multitudes en 1955 a negociar la independencia de 1956. Tuvo incidentes con Franco ante la negativa de éste a ceder Ceuta y Melilla y por la guerra de Ifni.

16. HASSÁN II
Rabat, 1929 / 1999
Dirigió la dura represión contra los bereberes del Rif. Nunca más volvió al territorio, donde era muy aborrecido. Ordenó el secuestro y asesinato en 1965 en París del líder progresista Ben Barka.
Tensaba las relaciones con España aprovechando coyunturas difíciles hispanas, sobre todo el incidente de la Marcha Verde en 1975, aprovechando la crisis final del régimen franquista, anexionándose el Sahara. Su régimen fue una monarquía absolutista de tipo europeo antes de las revoluciones burguesas. Tuvo varios intentos de asesinato, siendo el más famoso el intento de su hombre confianza, el general Mohammed Ufqir (1972).