viernes, 26 de febrero de 2010

MEDIO SIGLO DE CULTURA ESPAÑOLA, 1885-1936

Comentamos hoy un libro con cuarenta y dos años de edad. Un libro delicioso, tanto por su lectura, como por su temática y por su autor. El "Medio siglo" del gran maestro de historiadores Manuel Tuñón de Lara (Madrid, 1915-Vizcaya, 1997) es ya, por sus años de vida, una fuente histórica de imprescindible lectura para cualquier estudio de la cultura contemporánea de nuestro país. Pero, por su metodología y estado de la investigaión, tiene una actualidad permanente. El libro está escrito en 1968, en ese año tan especial para la vida occidental. Escrito en el lugar de la residencia de don Manuel: Pau, refugio de la cultura española del exilio franquista. Esos coloquios de la historia de España fueron el foco principal de esa cultura del exilio y cuyo maestro fue Tuñón. Vayamos a su resumen.
Medio siglo de cultura española, 1885-1936.
Manuel Tuñón de Lara.
1. Hipótesis de trabajo.
Parte su autor del propósito de escribir la historia de la llamada "Edad de Plata" de la cultura española, período que, el autor, llega a comparar o superar al de la "Edad de Oro" de los siglos XVI o XVII. La delimitación es clara: el medio siglo que abarca desde el año 1886 a 1936. Las fechas son significativas: desde la publicación de La Regenta, el Informe del doctor Vera a la Comisión de Reformas Sociales, o el Pacto de El Pardo, entre Cáovas y Sagasta, hasta la fecha apocalíptica de la historia de España: 1936 y el inicio de la guerra civil.
2. La España de Galdós y de "Clarín".
En todos los capítulos del libro, en sus notas a pie de página, profusas por cierto, aparece siempre en letra pequeña, la biografía y una muy completa relación de sus obras y escritos de cada autor importante que se estudia. No es un simple manual de esa historia simple, sino que su estudio es de cuidada redacción, casi a modo de ensayo.
Trata en este primer capítulo propiamente dicho, de algunos temas tratado por estos dos fundamentales autores realistas: el tema de la mujer en La Regenta de Clarín, en Tristana, Tormento o Fortunata y Jacinta, ambas galdosianas; el tema del pícaro, plenamente galdosiano, el anticlericalismo en ambos autores, etc.
Galdós queda como un escritor urbano pleno, especialmente en el ámbito geográfico de la ciudad de Madrid, mientras que Alas "Clarín" es más descriptivo de psicologías colectivas o individuales, sobre todo del pensamiento reaccionario de aquél régimen finisecular de la Restauración y su aparato legislativo de la Constitución de 1876.
3. El krausismo y la Institución Libre de Enseñanza.
El movimento krausista, fundado por el pensador español Julián Sanz del Río, es fundamental en el desarrollo de la cultura española. La Institución Libre de Enseñanza, la ILE, es la continuación de ese movimiento krausista. La lucha contra el régimen restauracionista por las dificultades que imponía, contra aquella sociedad atrasada. Aparecen aquí los nombres de Manuel Bartolomé de Cossío o Gumersindo de Azcárate, entre otros, además de, por supuesto, Francissco Giner de los Ríos, el padre de la Institución.
Francisco Giner de los Ríos, el artífice de la ILE.

4. El regeneracionismo: Joaquín Costa y el "primer" Unamuno.
El regeneracionismo, ese movimiento de inicios del siglo XX, que surgió como medicina contra el pesimismo de la derrota de la guerra de 1898, con el fin, cuatro siglos después, de nuestra aventura americana, es el protagonista del capítulo. Desfila su principal autor: Joaquín Costa y el análisis de su obra Oligarquía y caciquismo, además de los regeneracionistas secundarios como Lucas Mallada o Macías Picavea, el joven Unamuno, Basilio Paraíso, Valentí Almirall, Prat de la Riba o Joan Maragall.

Joaquín Costa, el aragonés regeneracionista.
5. Práxis y teoría de lo social.
El nacimiento del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) ocupa el capítulo. La fecha del 2 de mayo de 1879 es básico en la vida del obrerismo español. En 1888, en Barcelona, legalizado ya el partido por el gobierno de Sagasta, aparecen las figuras del doctor Jaime Vera y el tipógrafo gallego Pablo Iglesias. Analiza el Informe a la Comisión de Reformas Sociales, redactado por Vera.

Lápida en Casa Labra, alusiva a la fundación del PSOE en 1879.

Casa Labra en la actualidad.
6. Mito y realidad del grupo del 98.
Es uno de los mejores capítulos del libro. Analiza a la perfección los diferentes autores, tanto principales como secundarios. Trata los aspectos generales (nacidos fuera de Castilla, individualistas y rebeldes) que caracterizan a esos escritores que, más que una generacion, forman el grupo del 98. Analiza los casos partuculares de Machado, la intrahistoria de Unamuno o los paisajes de Azorín, entre otros, sin descuidar a Maeztu u otros autores menores.
7. Los intelectuales y el caciquismo.
Trata esa lacra que impedía la plena modernización del país. Hace la excepción del caso catalán, en especial Barcelona, y la falta de extensión del brazo caciquil en esa región. Vuelve a tratar el tema unamuniano de la "intrahistoria".
8. Los hombres del 14: "España" y Españas.
Trata en este capítulo la ruptura de esos escritores y profesionales en general, que rompen con lo anterior. Son una generación que sorprende por sus ganas de vitalidad y en contrapunto con el pesimismo de la generación anterior. Es la primera generación moderna y europeista de la intelectualidad hispana. Burgueses urbanos, abiertos a la europeidad, modernos de mentalidad e ideología política. Trata, como es de suponer por su impotancia, sobre todo de Manuel Azaña, José Ortega y Gasset o Ramón Pérez de Ayala. Ya Ortega predice el tema de la sociedad de masas. Ortega, el gran filósofo que es citado en el extranjero.

La obra cumbre de Ortega y Gasset.
9. Nuevos impactos del hecho social en la tarea cultural.
En estos años se intentó proyectar esa cultura entre las clases populares españolas. La creación de la Escuela Nueva en 1911 fue el intento real más serio de esa noble tarea. Núñez de Arenas es su gran apoyo. Con su empeño de la extensión de la cultura para el pueblo, organizó conferencias, pasando por sus tarimas: Julián Besteiro, Américo Castro, García Morente o Fernando de los Ríos.
10. Trascendencia del período histórico 1917-1920.
Estos años de finales de la Primera Guerra Mundial y su conflictividad consiguiente, además del nacimiento de la Unión Soviética, influyeron en los años posteriores de crisis de las democracias occidentales. Esa revolución en la vieja Rusia zarista provocó la escisión de PSOE: tras la visita de Fernando de los Ríos a Lenin en URSS, le hizo recapacitar y hacerse decididamente sociademócrata, frente a la rama saliente del partido para crear el Partido Comunista de España (PCE).
11. La élite y el hombre.
El estudio de esas masas amenazantes de la élite que tanto preocupa a Ortega, está mas profundamente tratado en este capítulo.
12. Arcaísmo, rebeldía y contemporaneidad.
Y es el turno de los jóvenes del 27, los que reivindican a Góngora y el culteranismo. Desfilan entre otros autores: Lorca o Alberti. Pero la mención de Miguel Hernández es significativa: se trata del único escritor verdaderamente pobre, salido del pueblo, no de la burguesía. El joven poeta de Orihuela es pastor cabrero en su juventud e inmortalizado por la música del cantautor Serrar, al igual que lo hizo también con Machado. Su final triste en el campo de concentración lo hace una de las víctimas del conflicto civil, verdadera muerte de toda una época cultural única en nuestra historia cultural. Otros escritores tratados: Ramón J. Sender, o Max Aub con su Calle de Valverde. La preocupación por la extensión de la cultura entre el pueblo, es evidente. Se crean las Misiones Pedagógicas, ya en la II República, para extender la cultura entre barrios y aldeas lejanas a ella.
Miguel Hernández, el poeta cabrero de Orihuela.
13. Ideología y ciencias humanas en la coyuntura de los años treinta.
Cuatro caracterísiticas expone Tuñón en el proceso de establecer el nexo intelectuales-sociedad. A saber:
- Temor a la subversión social.
- Crítica a esa "irrupción vertical de los bárbaros".
- Deseo, a pesar de todo, de acercarse al pueblo.
- Un sistema social nuevo.
Cabe destacar la figura de Wenceslao Roces, el traductor al castellano de la obra de Marx: El Capital y el Manifiesto Comunista. También Ramos Oliveira critica el capitalismo español.

Wenceslao Roces, el traductor de la obra de Karl Marx al castellano.
14. Cultura y sociedad.
A pesar de todo el divorcio aún existente entre el intelectual y la sociedad, concluye el autor en que está mucho más desarrollado ese nexo que cincuenta años atrás, en plena víspera de la gran tragedia y límite siniestro de este período estudiado.
En suma, un libro especial, ya casi texto de la época, de fácil lectural muy bien documetado, un libro por lo demás que abrió el camino de la exploración de ese movimiento literario y cultural que ocupó las mismas fechas de los sucesivos sistemas políticos de la España de entresiglos: Restauación, guerras de Cuba y Filipinas, crisis del régimen, desastre colonial, dictadura de Primo de Rivera, República democrática y final trágico en 1936.


martes, 23 de febrero de 2010

LA ESPAÑA DE CARLOS ll

Claudio Coello (1642-1693).
La adoración de la Sagrada forma por Carlos II.
Sacristía de El Escorial.
Símbolo de un rey semidemente, último eslabón
de la dinastía de los Austria en España.

En estos últimos tiempos se está revisando la Historia en general: se revisan viejas afirmaciones tenidas por infalibles, temas que habían estudiado viejos maestros y que se consideraban intocables. Hery Kamen, historiador británico afincado en Barcelona, es un consumado hispanista que ya hace muchos años revisó la historia de nuestro país. Hacia 1981 publicó su gran obra sobre el reinado del último Austria en España. A fines de aquél año estudiaba yo en la Complutense y conocí la existencia de ese autor. Acababa de publicar La España de Carlos II, libro que hube de consultar para preparar el exámen parcial correspondiente, sin llegar a leerlo plenamente.
Veinticuatro años después pude comprarlo en una edición divulgativa en un kiosko de la calle. Ya estaba empezando a leer artículos y referencias menos negativas de ese último tercio del siglo XVII. Desde siempre, la historiografía típica española nos presentaba esos años como decadencia absoluta, y al monarca como poco mas o menos que un subnormal profundo: "El Hechizado". El cuadro tan famoso de Claudio Coello y sus negativas interpretaciones, tampoco ayudaban mucho a cambiar la imagen del último Austria.
En 1714, por arte de magia, España salía de repente, por la simple presencia de un rey Borbón, de la peor crisis de su historia para entrar en una notable recuperación. ¿Todo por un smple cambio de monarca y de dinastía? Si un proceso tiene su génesis ¿La recuperación no se iniciaría años antes? Eso es lo que el historiador británico intentó hacer. También lo hizo con el Imperio, con la Inquisición, con Felipe II, Felipe V, y en su última obra: El enigma de El Escorial, (2009).

Vayamos al análisis resumido del citado libro.

El primer tema, a modo de introducción: Una España desconocida, arranca del desconocimiento del reinado para los españoles, incluso de aquella época, un país formado por reinos incomunicados entre sí, incluso ente aldeas más o menos cercanas.

Portada del libro de Kamen.


II. ¿Cómo eran gobernados los españoles? Establece aquí el funcionamiento de esa monarquía diversa culturalmente, de varios idiomas, leyes, costumbres y fueros.
III. Esquemas de vida y de muerte. La población española se recuperaba lentamente desde 1650. Tan solo algunos parones coyunturales (epidemias de peste de 1647-52 o la de 1676-1685) frenaban algo esa recuperación.
IV. La recuperación de la economía. Kamen establece la fecha de 1680 como inicio del cambio de ciclo económico y del periodo expansivo durará hasta 1780. La recuperación visible con Felipe V hunde sus raíces con Carlos. En 1679 se crea la Junta de Comercio en Madrid. Pero en Cataluña y en el País Vasco fue más rápida la recuperación y empiezan a despegarse del resto del país.
V. El sistema comercial. Está en auge el marítimo por la mala situación de los caminos. Cádiz empieza ya a despuntar frente a Sevilla y se adivina y el futuro traslado de la Casa de Contratación a la ciudad atlántica. Bilbao, asimismo, conoce un renacer comercial. Los metales preciosos americanos no incidían en los españoles y solo llegaban a los gastos de la Casa Real. Expone aquí el caso del comerciante español, nacido en Orán, Felipe de Moscoso y su actividad comercial de gran calado. Según Kamen, estamos lejos del mito del desinterés español hacia la vida mercantil.
VI. El entorno urbano. Destaca la baja delinciencia de las ciudades españolas con la lógica excepción de Madrid, núcleo muy poblado y que atraía mucha población desocupada. Llama la atención sobre los motines urbanos por toda España, rompiendo la creencia del adormecimiento de la socieadad española del reinado. Estos motines son el origen de los que habrá en el siglo XVIII (Esquilache, 1766). Motivos de subsistencia pero, también, con tema político que azuzan los nobles para conspirar contra validos.
VII. La población rural. Se nota un auge de las cosechas aunque con una fuerte presión fiscal hacia los desfavorecidos, como en otras partes de Europa. El bandolerismo, sin embargo, sigue muy alto por todo el país. Expone algunos casos de bandoleros célebres.
VIII. La Iglesia. Expone la lenta decadencia de la Inquisición, cada vez más desacreditada ante las crecientes quejas por sus abusos.
IX. La aristocracia. La nobleza ve como caen sus beneficios, aunque continúa fuerte y con toda su influencia. Expone casos particulares como los de Osuna, Alba y otros.
X. La burguesía. Nota el autor un despertar del interés por los negocios y el espíritu empresarial. Algunos pequeños nobles se aburguesan. Trata el caso del célebre marqués Juan de Goyeneche, el navarro del Baztán, que hizo su aventura empresarial en Madrid. También sus nexos en América con las posibilidades de progreso que daba. Cita la organización madrileña de los Cinco Gremios.
XI. Los sin privilegios. Analiza la mala vida de pobres, menores abandonados, gitanos, esclavos. Su situación no difiere mucho de otros paises de Europa.
XII. La religión. En un país casi por completo de devoción católica, poco a poco surgen los primeros comentarios anticlericales y las blasfemias. Habla de la resignación de las minorías conversas.
XIII. Hacia un espíritu crítico. En estos años los libros extranjeros no tenían obstáculos en su circulacion por España. La cebsura es cada vez más fácil de burlar. La vida artística no cae de golpe como se quiere hacer creer: se sostiene el nivel dejado en el tiempo de Velázquez: Rizi, Carreño, Coello, Murillo, etc.
Las tertulias de Madrid son sobre todo de temática médica, y permiten hablar de una pequeña revolución científica. Pero este auge científico es periférico, no castellano.
XIV. La regencia y don Juan. Las derrotas en los campos de batalla de Europa son continuadas tras la caída de don Juan José de Austria y sus malas relaciones con la reina regente.
XV. Los años de crisis. Años de conspiraciones y caídas de nobles validos. La caída del conde de Oropesa en 1691 trae como consecuencia la mayor perticipación del rey en los asuntos de Estado. Abre la puerta Kamen a la posible personalidad de Carlos II, desconocida: no tan demente ni tan abúlico como se había creído.
XVI. La sucesión. Exposición final de los hechos tras el testamento y últimos dias de la vida del último Habsburgo español en 1700.

En la revista Aventura de la Historia de este mes de febrero (núm 136), tiene el artículo: Ni hechizado ni tan decadente, Carlos II. El académico de la Historia, Luis Ribot, escribe sobre la personalidad del rey. No parece que estuviese tan enfermo, ni que fuese demente. Se enfrentó con resolu´ción la rey más astuto de la época: Luis XIV, además de su papel de mecenas, al patocinar le arte y reconstruir buena parte de El Escorial. Expone el carácter ambicioso de su madre Mariana de Austria, pone en tela de jucio las morbosas descripciones de sus órganos tras su embalsamamiento y, lo que es muy interesante, traza una comparación de su figura con la de Borbones posteriores, a los que pone muy por debajo de su figur, especialmente Carlos IV y Fernando VII.
Todos estos aspectos se recogen en el libro de varios autores y que el mismo Luis Ribot coordina: Carlos II. El rey y su entorno. Madrid, 2009.
También es muy interesante la lectura del excelente blog monográfico sobre Carlos II: reinadodecarlosii.blogspot.com

domingo, 14 de febrero de 2010

PASEO POR EL MADRILEÑO BARRIO DE LAVAPIÉS (y III): EL CORAZÓN DEL BARRIO

Y llegamos al final de este paseo por el barrio de Lavapiés o Avapiés, castizo y cosmopolita a la vez: ancianos españoles, indios, pakistaníes, chinos, musulmanes, subsaharianios, algún latinoamericano y, a ciertas horas y días, gente joven española. ¿Quién iba a decirle a aquellos personajes del XVII, a los majos, manolas y caleseros del XVIII, a los castizos de zarzuelas, a los chuletas, a los bailadores de chotis al ritmo de organillo, que el nombre de su barrio tan popular sería escuchado en los últimos rincones del planeta? Este último tramo irá por la zona baja de ese anfiteatro imaginario que dijimos en la primera parte.
Lavapiés en el contexto del centro urbano de Madrid.

Planillo a mano del paseo y de Lavapiés.


UN POCO DE HISTORIA
Estamos en el corazón del barrio. Este lugar aparece ya como un caserío popular y bullanguero en ese plano tan valioso de Teixeira (1656). Lugar de duelos de espadachines, atracos y picaresca tan del siglo XVII. En el siglo XVIII el barrio es residencia de caleseros (conductores de carruajes), toreros, majos, manolas y demás tipos de la época, muy ajenos a la "Razón y las Luces" del siglo XVIII.
En el siglo XIX se llamará distrito de la Inclusa. Estaba flanqueado por sus vecinos y tambien populares: Hospital, al este, y Latina, al oeste. La calle de la Magdalena era su límite por el norte. Por el sur saltaba la tapia de Felipe IV (del siglo XVII) y llegaba hasta los confines de la ciudad, a la ribera del Manzanares, ocupando gran gran parte del actual distrito de Arganzuela, lugar antaño de clases menesterosas y protagonistas de las andanzas de personajes galdosianos y de Baroja. A finales del siglo XIX e inicios del XX el barrio está habitado, mayoitariamente, por madrileños. Los inmigrantes de otras partes de España se establecen más en la periferia, por estar los terrenos baratos aún sin habitar. Se emiten aquí los primeros votos del recièn nacido PSOE, aunque con porcentajes muy bajos. La clase obrera mdrileña aún no tiene conciencia de clase plena y se decanta por los republicanos.
Tras la guerra civil, que fue bastante dura en este barrio, como en todos, se produce la decadencia lenta, acentuada en los años del dearrollismo franquista. Casas modernas sin gusto que rompen la estética, emigración de jóvenes a la periferia más saludable, reconstrucciones desafortunadas, etc, hicieron que el barrio nunca superase su mala fama y se acentuó su carácter "lumpen". Poco a poco se fue perdiendo ese madrileñismo. Hoy la inmigración y la población algo marginal española hace que sus ancianos se vean incómodos y la convivencia no sea tan armoniosa como cabría esperar. Poco a poco se va recuperando pero la labor es lenta y difícil.
LA PLAZA DE LAVAPIÉS
Empezamos el paseo donde dejamos la entrada anterior. La"plaza" de Lavapiés (23) es el centro social del barrio. Es una verdadera mezcla de razas y tipos de todas formas y condiciones. Es una plaza de forma triangular orientado su vértice al sur. Tiene aulas de la UNED, el Teatro Valle Inclán (de forma muy poco estética) y una serie de comercios cada vez más en proceso de cambio por otros de carácter étnico. Llegando de la Calle de Argumosa giramos a la derecha para llegar al Café de Barbieri (24), en el inicio de Ave María, en su esquina con la Calle de la Fé.
El café madrileño es una istitución del Madrid romántico, realista y de antes de la guerra civil. Es el lugar de reunión, ene general, de las burguesías, grande y mediana. En lo cafés se conspira, se cotillea, se vaguea, se escribe: son las tertulias de antaño. Muchos cafés había en aquél Madrid (Levante, Granja del Henar, Fontana de Oro, etc) hoy inexistentes, salvo alguno que otro que sobrevive a trancas y barrancas: El Comercial, El Gijón o, "El Barbieri". Este último es una verdadera joya de establecimiento, sin apenas retoques: espejos, barra, mesas, distribución de las mismas, etc. Un lugar espléndido para tomar tranquilamente una copa, infusión o café. Un ejemplo de cómo un lugar sobrevive al tiempo. Hace ya unos cuantos años estaba en un ricón del salón, una señora muy mayor a modo de cerillera, muy simpática y me contó cómo ella nació en el últmo piso de esa finca y cómo recuerdaba de sus tiempos de niña los domingos por la tarde en los que un automóvil se detenía en la puerta del café: salía una señorita de buen ver y se montaba en el vehículo. Esto ocurría antes de 1931. ¿Qué personaje histórico estaría dentro del coche, muy mujeriego, como todos sus antecesores y sucesores? Otros cafés actuales se modificaron tanto, que perdieron su encanto: El Viena, en Argüelles, por ejemplo. En la foto aparece cerrado por la hora de la sobremesa en que tomé la foto. Seguimos por la plaza, cruzamos la Calle del Olivar y tomamos al sur la de Tribulete.
EL CASTICISMO Y EL CRISOL PLENOS
Por Tribulete se llega al extremo sur de la anteriormente mencionada calle del Mesón de Paredes, rincón castizo y cosmopolita a la vez con: la Corrala (25), las Escuelas Pías (26), y la Inclusa. Vayamos por partes.
Las corralas de Madrid, eran las casas de bajo nivel y calidad. Eran casas de corredor, con las puertas de cada piso con salida al patio interior, lugar de reunión vecinal. unas zapatas de madera soportaban los pisos superiores en las galerías. Esta tipología es de imitación sureña y castellana a la vez. La corrala está habitada por tipos populares de Madrid, de clase baja o media-baja. La corrala que vemos en este rincón es Monumento Nacional desde 1977. Está hoy abierta su patio al exterior, por lo que vemos mejor su estructura. Estos patios estaban cerrados. Su arquitecto fue José María de Mariátegui, que la realizó en 1839. Hace unos treinta años que fue restaurada para la posteridad.
Tras ver la corrala, estamos en la calle de Mesón de Paredes, detràs de la calle de Embajadores y del mencionado Mercado de San Fernando. Se abre un espacio a modo de placita. En este lugar, como en otros del barrio, convive este carácter castizo y popular madrileño con los tipos étnicos citados: subsaharianos con sus vestimentas de colorido vivo en verano, mujeres musulmanas, comercios de esos países como por ejemplo las carnicerías "Jalal", con carne cortada según el rito musulmán, resturantes, etc.
Hay un bloque de viviendas de tipo moderno y sin valor estético, de los años 70. Nos fijamos en él porque era el solar de una institución muy célebre del Madrid del ayer: La Inclusa. El "inclusero" era un personaje típico de aquél Madrid: había pasado su infancia en esta institución. Las madres que se deshacían de sus hijos recién nacidos depositaban sus bebés en un torno para no ser descubiertas. Les recogían unas monjas que los criaban hasta que cumplían unos diez o doce años. Cuando entraban en la primera adolescencia se tenían que mudar al Hospicio de San Fernando, institución que estaba en la Calle de Fuencarral, edificio joya del barroco madrileño de Pedro de Ribera. Se derribó este edificio y se erigió el bloque moderno que vemos hoy.
Las Escuelas Pías era un edificio religioso antaño. Se construyó para escuelas de los curas Escolapios entr 1762 y 1791. Fue destruido en la guerra civil y quedó la ruina de su iglesia, sus aulas se convirtieron en el Mercado citado de Sn Fernando de la primera parte del paseo. Sobrevivió la gran cúpula sobre tambor y parte de la fachada. Tras estar en abandono y ser lugar de delincuencia, se restauró para la UNED. Hoy tiene una biblioteca y un café y restaurante espléndidos. Es un ejemplo de cómo salvar unas ruinas históricas.

Café de Barbieri.

Calle del Olivar desde abajo, desde la plaza.

Corrala de Mesón de Paredes.

Edificio residencial moderno en el solar de La Inclusa.

UN POCO MÁS DE CASTICISMO Y COSMOPOLITISMO AÚN
Por si fuera poco el casticismo, en este rincón se quiso recordar el alma del folklore de Madrid y su implicación en el cosmopolitismo. Una letra del chotis más famoso de Madrid la escribió un mexicano: Agustín Lara, el cual también escribió canciones hoy tomadas como verdadera alma española, como por ejemplo: Granada, tierra soñada por mí. Madrid es de nombre musulmán: Mairit o Megerit, tiene su baile de origen centroeuropeo: el schottisch o escocés, desarrollado por un mexicano, y ahora con la inmigración. Por todo ello es Madrid una ciudad de aluvión y de mestizaje. De ahí su grandeza y su originalidad.
Agustín Lara (Tlacotalpan/Veracruz, 1897-México DF, 1970) era de familia humilde y de vida azarosa: muy niño se estableció con su familia en Ciudad de México y compaginó sus creaciones musicales con su trabajo de locutor de radio y de militar smpatizante con la revolución mexicana. Su afición taurina le hizo ser amigo del inmortal Manolete. Franco la regaló una casa en Granada como agradecimiento a su universal canción.
El "chotis" es el alma de Madrid. Es de importación como es normal en Madrid y su asimilación a lo extraño. Es un baile de origen centroeuropeo que tomó su nombre de "escocés" o "schottisch". Llegó a la Villa y Corte para quedarse para siempre a mediados del siglo XIX. Desde entonces en las verbenas se baila hasta la actualidad. Se acompaña de música de organillo con manivela para que baile una pareja: ella con "Mantón de Manila" y el hombre con una pañoleta al cuello y una visera de gorro.
Madrid, Madrid, Madrid
en México se piensa mucho en tí
Esta letra es universalmente conocida y asociada a nuestra ciudad. No podía ser otro el rincón de Madrid que recordase al compositor mexicano desde 1975 con una estatuilla.

Estatua del compositor mexicano Agustín Lara.

Lápida del monumento.

Ruinas de las Escuelas Pías.

Fachada de las Escuelas Pías, hoy sede de la UNED:
Universidad Nacional de Educación a Distancia.
(Véase a la izquierda el aulario nuevo).

ACABANDO EL PASEO
Volviendo sobre nuestros pasos volvemos a la Plaza de Lavapiés y tomamos la Calle de Miguel Servet, en memoria del célebre médico español, víctima de Calvino en el siglo XVI, para ver, en su semiesquina con la Calle del Amparo, ua de las tabernas que resistió el paso del tiempo. Estamos en la Taberna Casa Donato (27), de época.
Las tabernas de Madrid eran, como los cafés, centro de la vida social del madrileño. Pero, a diferencia de estos, eran visitados por los trabajadores. El vino manchego de Toledo o el de Valdepeñas, ambos peleones, en la frasca (botella cuadrada con gran boca tapada con tapon de corcho grueso), vasos remojados en la parte superior de cinc del mostrador, de la que salía un chorro permanente de agua para lavar esos vasos y a modo de refrescante de los mismos, eran parte de esas tabernas. El resto del mostrador era de madera tallada y las paredes decoradas con azulejos multicolores y con cenefa, dejando la mitad de la pared en blanco de cal.
En entrada del 2 de mayo de 2009 en mi blog hablo de esas tabernas madrileñas. No fijamos anteriormente en la de Antonio Sánchez como medelo inigualable. Otras existen aún mejor o pero conservadas de reformas algo desafortunadas o no. Algunas son: El Anciano Rey de los Vinos, en la Calle de Bailén, Casa Paco, en la Plaza de Puerta Cerrada (donde se toma la mejor carne roja de Madrid), o las históricas como Casa Ciriaco, al final de la Calle Mayor (muy frecuentada por Zuloaga y donde se toma la gallina empepitoria), en cuyas puertas cayó la bomba asesina el dia de la boda de Alfonso XIII en junio 1905, o la Taberna Casa Labra, en la Calle de Tetuán, tras la Puerta del Sol (lugar del bacalao rebozado), frente al lateral del Corte Inglés. Esta Taberna última tiene una discreta lápida desde el dos de mayo de 1979, recordando el primer centenario de la fundación, en la clandestinidad, del PSOE, por Pablo Iglesias, el doctor Jaime Vera y algunos trabajadores más. Era el inicio del movimiento obrero organizado en España.
Taberna Casa Donato.

Siguiendo por la Calle de Miguel Servet hacia abajo, vemos, a mano derecha, otra corrala (28), más acorde con la tipología típica que la anterior vista. Cerrada a la calle aunque asoman las galerías por tener uno de los muros de un piso de altura. Es mucho más antigua, de 1790. En 1981 fue bien restaurada con un tono de color rosado. Hoy sus bajos tienen restaurantes de tipo libanés, con comida árabe y tés verdes.



Corrala de Miguel Servet (I).

Corrala de Miguel Servet (II).

Por la misma calle llegamos al inicio del primer tramo: la Glorieta de Embajadores. Acaban aquí mis tres primeras entradas sobre paseos por el centro histórico de Madrid. Iré exponiendo poco a poco otros paseos más adelante. Escogí este barrio como primero por ser uno de los más populares y represntativs del Madrid del ayer en su conexión con el actual. Además, mi casa actual está muy cerca de acá, también es un barrio hermano del que me vió nacer y en el que residi mi infancia y primera jueventud: Malasaña o "Barrio de las Maravillas".

sábado, 13 de febrero de 2010

PASEO POR EL MADRILEÑO BARRIO DE LAVAPIÉS (II): DE TIRSO DE MOLINA A "LA PLAZA"

Continuamos el paseo por la zona alta del barrio, muy cercana ya a la Plaza de Tirso de Molina, del Progreso, antes de la guerra civil. Bajaremos poco a poco hasta la Plaza de Lavapiés, corazón del barrio.
Plano de Lavapiés.

Lavapiés en el contexto del centro de Madrid.

Iniciamos el recorrido subiendo por la Calle de la Encomienda hasta la Calle del Mesón de Paredes, calle con comercio y una de las calles principales del barrio.
Calle del Mesón de Paredes.

ANTONIO SÁNCHEZ, TORERO Y PINTOR
Giramos a la izquierda para ver la Taberna de Antonio Sánchez (13), verdadera institución histórica del barrio, y de Madrid. La taberna ha conservado su decoración histórica, tanto interior como en su portada exterior. Se fundó en 1830 y siempre ha estado en manos de toreros. En 1884 la compró el valdepeñero Antonio Sánchez Ruíz, padre del torero Antonio Sánchez. Fué torero entre 1922 y 1929. Amigo de Zuloaga, pintor que estableció una tertulia y que animó al torero a ser pintor también. El periodista taurinista Antonio Díaz Cañabate escribió en 1947 Historia de una Taberna, conjunto de estampas costumbristas de aquél Madrid que se nos fue para siempre. Falleció Antonio Sánchez en 1964. Es un gusto tomarse un buen "chato" de Valdepeñas en este histórico local.

Taberna de Antonio Sánchez.

Historia de una taberna, de Díaz Cañabate.
PICASSO EN MADRID
Seguimos por la Calle de la Esgrima, calle muy concurrida en este tramo, con una pescadería y carnicería unidas, dando un ambiente de mercado en los días laborables. Enfrente había un horno típico de Madrid, con pasteles y panes, pero que hoy desapareció y es un centro cultural. Doblamos a laizquierda por la Calle de Jesús y María y doblamos a la derecha por la calle de la Soler y González. La esquina es un rincón muy pintoresco y estampa típica del barrio (14). Continuamos por esa calle y, en su esquina con la de San pedro Mártir, encontramos la casa dónde residió el pintor Pablo Picasso (15) en 1898, recién llegado de su Málaga natal antes de viajar a París.

Esquina de la Calle de la Cabeza con la de Jesús y María.

Casa de Picasso.

Casa de Picasso (Detalle).

EL CURA DE TAMAJÓN
Siguiendo la calle adelante, se nos cruza la Calle de Lavapiés. A partir de ahora se llama Calle de la Cabeza. En esta esquina encontramos un viejo caserón con la Taberna del Avapiés (16) cerrada por cese de negocio. Este edificio, muy deteriorado y casi en ruinas, en el siglo XIX era una cárcel. En la época del Trienio Liberal (1820-23) estaba encarcelado Matías Vinuesa: "El cura de Tamajón".

Cárcel donde fue asesinado el "Cura de Tamajón".
Nació el beligerante cura en el pueblo burgalés de Neila, en 1778. Tras liderar la guerrilla antifrancesa de 1808 a 1814, se hizo furibundamente realista. En febrero de 1821 fue detenido, acusado de conspirar contra el régimen liberal. El 4 de mayo fue condenado diez años de cárcel. Ese día, las turbas enardecidas por la que consideraban poca condena, marcharon desde la Puerta del Sol, asaltaron este edificio y asesinaron a martillazos primero, luego con sablazos y tiros, a Matías Vinuesa, el desdichado cura. Un crimen muy típico de España en épocas de guerras civiles.
Siguiendo por esta calle, encontramos en su número 18 un edificio curioso (17), de los años 20. Curioso por su aspecto que es más de una coudad del norte español que de Madrid, por sus miradores de cristal.
Más adelante se cruza la Calle del Olivar y se observa el desnivel de bajada hacia el río. Más adelante llegamos llegamos a la Calle de Torrecilla del Leal. Giramos por esta calle a la derecha y en dirección sur. Poco a poco se incia la fuerte bajada. a la derecha pasamos por uno de los típicos cafetines de los años 70, tras reformarse antiguos establecimientos (19).
Bajando ya de forma pronunciada giramos a la derecha y vemos un esquinazo muy interesante de la Calle de la Escuadra (20), para seguir por la Calle de la Primavera. Giramos a la izquierda para tomar la Calle de la Fé y llegar a la iglesia de San Lorenzo (21), restaurada. Llegamos a Argumosa (22), calle muy concurrida en verano, llena de terrazas, bares normales, bares de copas, etc. Esta calle llega a la Plaza de Lavapiés, corazón del barrio y punto final de esta parte del recorrido.
Casa de tipología norteña.

Calle del Olivar esquina a Cabeza.


Si ampliamos la foto con un clik, veremos a mano izquierda el letrero de la calle que dice Olmo. Debajo pone LA, que es continuación de Candela. Se trata e un bar de copas que abre casi hasta el amanecer. Es un garito de noctámbulos. Es por su algún lector quiere no acostarse y vivir la noche de Madrid a tope.

Cafetín en lugar de viejo establecimiento.

Incio de la Calle de la Escuadra.

Iglesia de San Lorenzo.

Calle de Argumosa.

Plaza de Lavapiés, corazón del barrio.

miércoles, 10 de febrero de 2010

PASEO POR EL MADRILEÑO BARRIO DE LAVAPIÉS (I): SUBIENDO POR EMBAJADORES

Tras las entradas de Lima, basadas en mi viaje navideño por Sudamérica, expongo ahora el contraste: vuelvo a mi ciudad natal. A los pocos días de volver de la veraniega Lima, me dí un paseillo por el invernal y gélido Madrid de una tarde de enero. Todo un salto, de aquellas calles (jirones) del centro histórico de Lima a estas calles del corazón céntrico de Madrid. De la Ciudad de los Reyes de Lima a la Villa y Corte de Madrid.

UN ESPACIO URBANO MUY PECULIAR
Este pequeño rincón del más puro Madrid, se encuentra situado en el extremo SE del actual Distrito Centro de Madrid (coincidente con el casco viejo preindustrial). ¿Por qué pecualiar? Estas calles se formaron hacia finales del siglo XVI, como arrabal de la ciudad en crecimiento, tras la designación por Felipe II de Madrid como sede fija de la Monarquía Hispánica en 1561.
Este espacio quedó como una barriada popular desde siempre, de clases humildes. Si nos fijamos en su topografía veremos que está situado en una enorme cuesta que desciende hacia el río Manzanares. Sus calles siguen los cauces de arroyuelos antiguos, de antes de la urbanización. Siempre se ha denominado el lugar como "Barrios Bajos", denominación por ser topográficamente bajos, y por ser e clase populares. Este Lavapiés, tan madrileño, fue un lugar tipicamente castizo, poco cosmopolita, escenario de zarzuelas y de costumbrismo. Sin embargo hoy, desde finales del siglo XX y a incios del XXI, su sociedad ha cambiado radicalmente y, siendo aún un barrio popular económicamente, es un barrio multicultural: razas diversas (magrebíes, hindúes, pakistaníes, chinos, latinoamericanos, subsaharianos, turistas europeos o de otras partes de España y, claro, madrileños) pasean por sus calles con sus costumbres personales, establecimientos exóticos, acentos e idiomas se oyen por sus ricones. Su nombre seguro que se conoce en algunos rincones de esos lugares de origen de los inmigrantes que lo habitan.
Para ver el paseo realizaremos un itinerario que nace y acaba en el mismo punto: la Glorieta de Embajadores, al sur del barrio. Subiremos y daremos rodeo por sus zonas altas del que recuerda un anfiteatro, para bajar de nuevo a la glorieta. Lo dividiremos en tres entradas, dada la gran cantidad de fotos que disparé en el paseo. De todas formas en un par de horas se puede realizar el paseo tranquilamente. Como puede verse en el planito seguiremos el sentido de las agujas del reloj. Espero guste a los lector@s.
Situación de Lavapiés en el contexto del centro histórico de Madrid.


EN TORNO A LA GLORIETA DE EMBAJADORES
La hoy Glorieta de Embajadores (1) era el extremo sur de la ciudad del Antiguo Régimen. Había un portilo secundario a medio camino entre las puertas de Atocha y de Toledo, verdaderas entradas a la villa desde Toledo, Andalucía y Levante. Su carácter periférico le dió un sentido artesanal y de carreteros. Era un barrio de caleseros y de majos y manolas (tipos castizos madrileños, sobre todo del siglo XVIII) desde siempre. Ya desde el siglo XVIII las primeras zarzuelas o sainetes de Cañizares y de Ramón de la Cruz se desarrollaban en estas calles, con sus ambientes picarescos y de pequeña delincuencia. Más tarde, entre los siglos XIX y XX se asiste al apogeo de las zarzuelas de ambiente lavapiesino y castizo. Esta glorieta tiene un gran trajín de tráfico y gentes, pues tiene una estación subterránea de ferrocarriles de Cercanías y de Metro que conecta con los populosos barrios del sur metropolitano.
Enfilamos la calle de Embajadores hacia arriba y vemos el Casino de la Reina (3). Antes estuvo un pabellón real. En 1881, Francisco Jareño acababa este edificio de porte neomudéjar, con el consabido ladrillo visto, para Facultad de Veterinaria, hoy Instituto de Secundaria Cervantes.
Casino de la Reina.

Continuamos por Embajadores y encontramos, a la derecha, la Casa de Tabacos (2). Es un caserón neoclásico de finales del siglo XVIII, con reformas posteriores. Hoy es casrón abandonado en espera e tener un uso. Inicialmente era fábrica de naipes y aguardientes. Sus trabajadoras eran las famosas "cigarreras" del barrio. Eran mujeres de armas tomar, verdadero oasis del feminismo madrileño. Eran conflictivas y muy levantiscas, muy organizadas, incluso tenían su asilo de ancianas y sus servicios de guardería de sus hijos pequeños (Asilo de Cigarreras-4), en la calle de Tribulete, a la izquierda, pasado el Instituto Cervantes. En la esquina de enfrente vemos la casa de vecindad (5) típica del Madrid de finales del siglo XIX. Eran edificios de ladrillo visto o no (neomudéjar). Tras ellos los muros eran de tablones de madera con clavos muy grandes a los que se enrollan cuerdas fuertes o sogas. El neomudéjar fue muy típico del Madrid de la Restauración. También enfrente se sitúa el Mercado de San Fernando (6), de estilo neoherreriano, muy del gusto franquista de los años 40 y 50, con las torres rematadas en chapiteles de pizarra.
Vieja Fábrica de Tabacos. Fachada a la glorieta.

Fachada a la Calle de Embajadores.

Asilo de Cigarreras.

Casas de vecindad en la esquina de Tribulete con Embajadores.

Mercado de San Fernando.

CALLE ARRIBA: IGLESIA DE SAN CAYETANO
Hacia la mitad de la cuesta, a mano derecha vemos la angosta Travesía de Cabestreros, callejón silencioso, típico del barrio.
Travesía de Cabestreros.

De nuevo en la calle, a mano izquierda, en la esquina con a Calle de Rodas, vemos una vieja casa (9), hoy de okupas, ejemplo de como debieron de ser en otras épocas. Enfrente una vieja y curiosa fachada de azulejos con dibujos, muy propia del aquél Madrid de inicios del siglo XX, y del que hay algunos ejemplares por toda la ciudad antigua. Se trata de una vieja peluquería (8), reconvetida en un locutorio, aunque la fachada esá protegida y no se puede suprimir ni alterar.

Vieja peluquería.

Casa de okupas.

Y por fin llegamos al rincón con algo de arte propiamente dicho del barrio: la Iglesia de San Cayetano (10). Nos encontramos ante un templo del Barroco, de mediados del triste siglo XVII español (1661). Es un templo singular: de planta de cruz griega, con cinco cúpulas y una central esbelta y que destaca a lo lejos. Al estar en un tramo muy estrecho de la calle, es muy difícil la fotografía sin angular. Aún no está claro su autor: Marcos López, Churriguera o Pedro de Ribera. A pesar de su restauración de postguerra, aún se ven los estragos -sobre todo en las torres- del incendio de 1936, en los inicios de la guerra civil. La fachada central tiene tres bellas hornacinas separadas por pilastras que llegan hasta el suelo. Está flanqueada por ventanas con frontones triangulares. Se alterna el ladrillo visto con la base y el esquinazo a la Calle del Oso de piedra vista de sillares. Este barroco es ya más recargado que el de inicios del siglo o de Juan Gómez de Mora, sin las cajas de manpostería vista, tan características del reinado de Felipe III. Hace ya más de veinte años desapareció una tabernilla enfrente del templo donde servían un aguardiente muy típico de aquella España de postguerra: el Machaquito, anís muy seco, de muy alta graduación.
Iglesia de San Cayetano. Barroca, de 1661.

Ya casi al final de la calle, muy cercanos a Cascorro, verdadero rincón madrileño, puerta del vecino y no menos castizo Rastro, encontramos, a mano izquierda, esquina a la Calle de Abades, una vieja casona de hidalgo urbano (11), con su escudo y en estado de abandono pleno, en espera de una restaración que está pidiendo a gritos. Un vergüenza si se demoliese, aunque ha habido casos mucho más escandalosos, y en democracia ya. En los años del Antiguo Régimen, los estamentos privilegiados y los no privilegiados convivían en el mismo barrio. Hasta el siglo XIX, no se desplazan los acomodados al Ensanche de Salamanca.
Enfrente vemos el renovado Teatro Pavón (12), del arquitecto vasco Teodoro de Anasagasti, construido entre 1924 y 1925, edificio típico art decó de la Europa de entreguerras.
Casona deteriorada de hidalgo urbano.

Teatro Pavón.

Tomando, a mano derecha, por la Calle de la Encomienda llegamos a la Calle del Mesón de Paredes. Aquí seguiremos la próxima entrada.