sábado, 26 de septiembre de 2009

LA MENDICIDAD EN MADRID A INICIOS DEL SIGLO XX: PÍO BAROJA Y SU NOVELA LA BUSCA

La literatura -sobre todo la novela- es una fuente muy importante para la historia. A pesar de que el texto tiene una narración imaginaria, sus argumentos suelen inspirarse en hechos reales. Los personajes ficticios acompañan a los reales. En la entrada del 22-3-09 ya expongo cómo el gran novelista Galdós plasma su visión del ambiente de la mendicidad madrileña en su novela Misericordia, publicada en 1898. Otro de los mejores retratadores del Madrid de inicios del siglo XX es Pío Baroja, guipuzcoano afincado en la Villa y Corte. Su novela La Busca (1904) nos introduce en el ambiente de aquellos perdedores que pululaban por las calles de Madrid.
MADRID A INICIOS DEL SIGLO XX
En 1904 Madrid contaba con unos 530.000 habitantes. Su actual casco viejo o distrito Centro, aún aumentaba su población a pesar de los inicios de la terciarización incipiente. Fuera de sus límites encontramos el Ensanche, actual barrio de Salamanca, que empezaba a ser habitado por las clases superiores: la burguesía local madrileña, la burguesía nacional, que hace de Madrid su centro de negocios, y la aristocracia rentista, también nacional.
Las clases medias aún residen en el centro y algunos altoburgueses se resisten a abandonar el centro, espacio en el que conviven. También, en este centro histórico residen las clases bajas, sobre todo en el viejo distrito de la Inclusa, actual Lavapiés. Esta distribución social es aún típica de la ciudad preindustrial o protoindistrial.

Plano de Madrid a inicios del siglo XX.
Se aprecian el Ensanche cuadriculado y los núcleos marginales de la periferia.
En el sur, a orillas del río se localizan los núcleos más miserables.

Rodeaba el centro antiguo, a excepción del sector NE, acomodado, una corona de suburbios inmundos y miserables, especialmente los del sur, al lado del río Manzanares: era el actual distrito de Arganzuela, en aquella época conocida como barrio de Las Injurias. Por el norte encontramos Cuatro Caminos y la Prosperidad y Guindalera.
Una población ingente de inmigrantes del resto del país, sobre todo de provincias limítrofes y de provincias del NW, vagabundeaba por sus calles buscándose la vida desesperadamente. Madrid, sin apenas industrias, no podía dar empleo a esos inmigrantes, los cuales se instalan en esos barrios deficientes y mal urbanizados. La marginación y la miseria son la tónica.

Una corrala en la actualidad. Eran las casas de ínfima calidad, levantadas en altura para alojar a las ingentes cantidades de inmigrantes que llegaban cada día a la capital.

LA BUSCA
Pío Baroja (San Sebastián 1872, Madrid, 1956) es uno de los escritores noventayochistas que mejor retrató, junto al realista canario Galdós, aquél Madrid de la crisis del régimen de la Restauración que ocupa los inicios del siglo y del reinado de Alfonso XIII. Las trilogías son su especialidad, y esta novela inicia la titulada La lucha por la vida, compuesta por los títulos: La busca, Mala hierba y Aurora roja. Las tres novelas se escribieron en 1904, siendo La busca, primera de la serie, la mejor considerada por su calidad.
Por sus páginas se sigue la trayectoria vital de Manuel, el protagonista, llegado de su pueblo de Soria, típico inmigrante rural, por el Madrid aquél. Se aprecia cómo nuestro protagonista va perdiendo su ingenuidad propia del mundo rural que ha dejado al llegar a la capital. Iniciando su trayectoria en el centro de Madrid, se ve empujado al submundo de Las Injurias, foco de marginación y miseria a todos los niveles de degradación. Otro de los escenarios es el Cerrillo de San Blas, lugar al sur del parque del Retiro, muy cerca de Atocha. La novela acaba en la Puerta del Sol, el corazón de la ciudad.
Un conjunto de delincuentes (Vidal, Leandro, El Bizco, El Lechuguino), de típicos inmigrantes gallegos trabajando en la panadería, el señorito venido a menos: Roberto de Hatings, el trapero, el carnicero, etc, desfilan en la novela. Todos representan esa sociedad de perdedores en aquél Madrid del novecientos y la crisis de la Restauración.

Busto de Pío Baroja en Madrid.
Portada de la novela


ARGUMENTO DETALLADO

PRIMERA PARTE
C. 1En la casa de huéspedes de Casiana los inquilinos apenas pagan por su mal nivel económico.
C. 2Petra, viuda de un maquinista, cocinaba las pobres comidas que podía dar Casiana. La casa, en pleno centro de Madrid, en la calle de Mesonero Romanos, era oscura. Un día hubo un escándalo al llevar un huésped a su novia. Ese día llegaba Manuel, hijo de Petra, desde Soria.
C. 3Manuel fue encargado de hacer recados. Petra quiso que fuese formal y que estudiase, pero el ambiente de la casa no era propicio.
C. 4
Manuel y los de la casa espiaban a los huéspedes: don Telmo, con fama de usurero, y a Roberto, estudiante. Éste espionaje hizo irse a don Telmo. Manuel, como no quería decir nada de lo que oía fue, con Roberto, el culpable de que se fuese don Telmo. Fue reprendido. Un día Manuel se pegó con un huésped que le chilló y Casiana expulsó a Manuel de la casa.
 
SEGUNDA PARTE
C. 1Petra llevó a Manuel a los barrios bajos, a la zapatería de un cuñado en la calle del Águila. Allí conoció a su tío Ignacio, anticlerical y liberal de los de la Gloriosa (Revolución de septiembre de 1868), padre de Vidal y Leandro. El zapatero vivía a orillas del Manzanares, en Embajadores. Allí conoce Manuel, con su primo Vidal, la miseria y la prostitución.
C. 2Describe La Corrala y las miserias de sus moradores: embrutecidos, prostituidos, engolfados. Entre ellos había rencillas y odios.
C. 3Roberto visitó a Manuel para llevarle a los suburbios de Madrid, y buscar a dos mujeres. Entre esos barrios ven abuchear a unas marquesas caritativas.
C. 4A Manuel le gustaban los Barrios Bajos. Admiraba el talento de Rebolledo, pintor y barbero. El Bizco era malvado, amigo de Vidal, odiado por Manuel.
C. 5Leandro, Manuel, Roberto y su prima Fanny - van a conocer los Barrios Bajos. Leandro les enseña Las Injurias, su casa y la Taberna de La Blasa.
C. 6Roberto acude al corralón a por Manuel. Ambos van a buscar a una mujer. Se citan con un hombre en el Café de San Millán para saber de ella, pero no les dice nada, sólo cuenta sus aventuras por América en un circo ambulante.
C. 7
En la verbena Milagros, novia de Leandro, le desplanta con el Lechuguino. Leandro y Manuel van al Café La Marina, en Montera, esquina Jardines.
C. 8Leandro rompe con Milagros. Esta furioso y fue con Manuel a la Taberna de La Blasa a emborracharse, donde se pelea con navaja con el Valencia, chulo habitual de la taberna. Leandro le obligó a huir y le ridiculiza.
C. 9Un domingo, Manuel, tras un paseo matutino, llega a casa y se entera de que Leandro había matado al Lechuguino y a Milagros y, a continuación se suicidó. La familia estaba consternada.
 
TERCERA PARTE
C. 1
Manuel tuvo que abandonar la zapatería al enfermar Ignacio por la muerte de su hijo. Estuvo en un puesto de lechugas, pero lo dejó por no cobrar.
Entró en una panadería de la C/Carmen. El ambiente era horrible, entre gallegos brutos y despóticos, salvo un borracho alemán que se hizo amigo suyo. La dureza del trabajo le hizo enfermar y dejar la panadería.
C. 2Muere su madre. Vagabundea y come el rancho cuartelero. Se vio obligado a juntarse con bandas de delincuentes y dormir en cuevas.
C. 3Se encontró con Roberto, que fue también a por el rancho. Le cuenta la posibilidad de heredar una fortuna. Manuel le toma por un iluso.
C. 4Manuel se une al Bizco y a Vidal. Se hace delincuente, robando y estafando en una casa.
C. 5Manuel y Vidal fueron chulos de puta algún tiempo, pero cuando Vidal abandonó a Manuel, éste volvió a la miseria.
C. 6Manuel dio con un trapero honrado, que le llevó a su casa como ayudante, en la que Manuel se encuentra a gusto.
C. 7Se enamoró de Justa, la hija del trapero, pero ésta se fue a prometer con un carnicero tonto y señorito.
C. 8Manuel acompaña a Justa a una boda. Se pegó con el carnicero y abandona al trapero. Vuelve a vagabundear por la noche de Madrid.
Puerta del Sol, corazón de Madrid, a inicios del siglo XX,
lugar del final de la novela.

miércoles, 23 de septiembre de 2009

JOSÉ ANTONIO MANSO DE VELASCO, XLIII VIRREY DEL PERÚ

Muchos españoles, personajes históricos notables, son con frecuencia olvidados, puesto que su gran protagonismo, tanto en sus aspectos positivos como negativos, se desarrolló muy lejos de nuestras fronteras. Un ejemplo serían aquellos personajes que estuvieron en el continente americano. Entre virreyes, militares, eclesiásticos, comerciantes, artistas y personas anónimas del pueblo en general, algunos tuvieron papeles históricos fundamentales en aquél continente y, por ende, para su país. Traemos aquí uno de los principales virreyes del Perú: el riojano José Antonio Manso de Velasco, conde Superunda.

UN MILITAR NOTABLE (1705-1736)
Nació en el pequeño pueblo riojano de Torrecilla de Cameros en 1688. Hidalgo de pueblo. Con 17 años, en 1705, en plena Guerra de Sucesión española, inicia su carrera militar en el bando borbónico. Acabado el conflicto, continuó participando en acciones de guerra. El cardenal italiano Alberoni, nuevo hombre fuerte al servicio de la monarquía española, deseoso de recuperar los territorios perdidos en Italia tras el Tratado de Utrecht (1714), atacó la isla de Cerdeña, ataque en el que participa Manso de Velasco en 1717. Más tarde socorrió a Ceuta ante un ataque del muley Ismail en 1720. En 1727 participó en el intento fracasado de recuperar Gibraltar, en poder británico. Atacó Orán (1732), y entre 1733-1736 participó en campañas italianas. Llegó al grado de brigadier como premio a sus servicios militares en la activa política exterior de Felipe V.

José Antonio Manso de Velasco,
conde de Superunda (1688-1767).

Torrecilla de Cameros, La Rioja,
pueblo natal del conde.

ESTANCIA AMERICANA, SU SEGUNDA ETAPA DE GLORIA (1745-1761)
Con ya 49 años, en 1737, militar notable, inició su carrera americana, continente en el que residió veinticinco años (1737 a 1762), volviendo a España en desgraciadas condiciones con 74 años, viejo y cansado. Felipe V le confió la capitanía general de Chile tras rectificar un posible destino inicial en Filipinas. En sus nueve años de mandato en Santiago de Chile (1737-1745) negoció la paz con los cacíques de los hostiles mapuches (araucanos), ofreciendo garantías de mejores condiciones de vida a los indios. Repobló territorios fundando nuevas ciudades, entre ellas la de Rancagua.

Monumento suyo en Rancagua, Chile.
En 1745 es nombrado XLIII virrey del Perú, en sustitución de José Antonio Caamaño y Sotomayor, conde de Villagarcía de Arousa. Tenía ya 57 años. Practicamente su mandato peruano de dieciseis años (1745-1761) va a coincidir con el reinado de Fernando VI. Dos grandes problemas le van a ocupar en sus primeros años.
Nada más llegar a Lima, tiene que enfrentarse a una de las grandes rebeliones indígenas en el virreynato: la de Juan Santos Atahualpa, cacíque indígena, educado con los jesuitas. Desde 1742 y hasta 1760 organizó la guerra de guerrillas. Organizó la sublevación de los shipibo-conibos en la selva, llegando a atacar Jauja. Aunque no logró su objetivo de atacar Lima, nunca fue capturado, a pesar de la represión que desató el virrey, y fue considerado un precursor de la independencia.
El segundo reto que tuvo que afrontar fue el terrible terremoto de 1746, que destruyó casi por completo la capital limeña, acompañado de un tsunami que arrasó El Callao. Miles fueron la víctimas. El virrey se empeñó en la reconstrucción rápida y modélica de la ciudad, la cual estuvo concluida en 1748. En 1747, en el contexto de la reconstrucción inició las obras del Real Felipe, en honor del recientemente fallecido Felipe V. Es una fortaleza inmensa que tuvo como cometido la defensa de la ciudad ante posibles ataques piratas, aunque ya por esos años la piratería ya estaba en declive. Fué el último bastión de la resistencia española casi ochenta años después, tras la obstinación del general español Rodil. Hoy es uno de los museos más turísticos del Callao-Lima, propiedad del ejército peruano actual.
Juan Santos Atahualpa, cacíque indio que sublevó la selva peruana.
Nunca fue capturado.

Vista aérea del Real Felipe en El Callao.

Detalle del Real Felipe.

Por todos estos servicios, el rey Fernando VI le ennobleció nombrandole I conde de Superunda, que viene a ser sobre la onda, como vencedor de los desastres de aquél tsunami. Muy apreciado en Perú, tiene una calle en pleno centro de la capital limeña, calle que sale de la Plaza de Armas en dirección NO, hacia el bellísimo convento de Santo Domingo y la no menos Casa de Osambela, del empresario naviero navarro pasado al bando de los emancipadores.

Casa de Osambela en la calle limeña del conde de Superunda.


EL DESDICHADO FINAL (1761-1767)
En 1761, reinando el nuevo monarca en Madrid, Carlos III, empezaba su calvario. Tenía 73 años, cansado y viejo, conseguía su traslado a España, siendo relevado por el nuevo virrey: el catalán Manuel de Amat y Junyent. En 1762, en el largo viaje hacia España desde Lima por el Pacifico, el istmo de Panamá y La Habana, le sorprende una declaración de guerra contra Gran Bretaña. La Habana es atacada por una flota británica. Juan de Prado Portocarrero, capitán general de Cuba, decide entregarle la responsabilidad de la defensa. La capital caribeña se encontraba casi desguarnecida y, tras una resistencia de dos meses, hubo de capitular. En anciano conde fue hecho prisionero por los británicos.
Llegado a España fue procesado por capitular. El rey Carlos III firma la sentencia que le condenaba al destierro en Granada y a la expulsión del Ejército. Murió en 1767, en la localidad cordobesa de Priego, pobre y despreciado. Fue enterrado en la iglesia de San Pedro. Contaba 79 años. Triste final de una vida consagrada al Estado.
Calle del bello pueblo andaluz de Priego de Córdoba,
lugar de enterramiento del conde de Superunda.

domingo, 20 de septiembre de 2009

EL ASEDIO A MELILLA EN 1774-1775

Entre el 9 de diciembre de 1774 y el 19 de marzo de 1775, la plaza de Melilla sufrió su mayor asedio de los varios que tuvo a lo largo de su historia. Un ejército de treinta o cuarenta mil soldados marroquíes y guerreros rifeños, con el sultán de la dinastía Alahuí, muley Mohamed III en persona, atacaron con buena artillería y minas, las fortalezas españolas durante algo más de tres meses.

Carlos III envió refuerzos por mar al mando del brigadier irlandés Juan Sherlock. La Armada bombardeó con contundencia las baterías marroquíes, las cuales tuvieron que retirarse del bombardeo directo de la plaza. Incluso la jaima del muley tuvo que alejarse ante el alcance de los bombardeos de los buques españoles. También un grupo de confidentes rifeños pasaban cada noche las líneas de fuego e informaban al mando español. Los defensores españoles fueron 3.600 entre soldados y presos desterrados. Sufrieron unos cien muertos. La defensa fue tan tenaz, que el sultán hubo de renunciar a la conquista y retirase.

Grabado del asedio a Melilla.
La Armada influyó decisivamente en la defensa, con víveres y cañoneo constante desde la costa.

Plano de la ciudad vieja con sus monumentos.

Panorámica de la ciudad vieja. Murallas melillenses.

Los principales protagonistas del asedio:
Mariscal John Sherlock (Irlanda, 1705-Sanlúcar de Barrameda, 1794). Nacido en una familia católica y nacionalista irlandesa. Se refugió en España con su familia. Formó parte del Regimiento Ultonia, formado por voluntarios irlandeses al servicio de la Corona española desde la Guerra de Sucesión. Carlos III le destinó expresamente.
Mariscal de Campo Juan Caballero Arigorri (Italia, 1713-Valencia, 1791). Militar e ingeniero especialista en fortalezas miltares. Su sistema de minas y contraminas logró neutralizar con éxito los bombardeos marroquíes.
Baltasar Hidalgo de Cisneros (Cartagena, 1755-1829). En este asedio era un joven marino ue participó en las operaciones navales. Más tarde llegó a ser almirante y virrey en el Río de la Plata, combatiendo a los emancipadores sudamericanos.
También estuvo en el asedio el viajero y aventurero italiano al servicio de España: Alejandro Malespina (Toscana, 1754-1809). Nada más llegar a España como marino de la Armada, participó en el auxilio en 1795. Más adelante estuvo en el asedio fallido de Gibraltar en 1782. De julio de 1789 a septiembre de 1793 hizo su famosa expedición por los territorios españoles de ultramar. Arrestado en 1796, en 1802 vilvió a Italia, donde fallece.

Calle de la Melilla vieja.


Edificio modernista de principios del siglo XX, de los muchos que dominan la ciudad y le dan su personalidad.

Melilla tiene una larga historia. Fundada por los fenicios con el nombre de Rusadir, tras la época romana, pasa a manos musulmanas. En el siglo X aparece ya con su nuevo nombre Melilla. El duque de Medina Sidonia, en 1497, ante los focos piratas, envía a Pedro de Estopiñán, el cual la anexiona a la casa ducal. Melilla pasará a la corona española en 1556. Sufrió varios asedios la plaza que fue un presidio de presos politicos sobre todo. Tras la guerra de 1859-1861 en Ceuta, el general O`Donnell amplió los territorios colindantes, que son los de la actualidad. En 1893 hubo una guerra rápida que costó la vida al general Margallo.
Pero en la primera mitad del siglo XX es cuando la ciudad tendrá una historia muy intensa. En 1909, se produce le desastre del Barranco del Lobo a las puertas de Melilla, a las faldas del monte Gurugú, que domina la ciudad. En esos años se construye su excelente ciudad modernista, donde trabajan importantes arquitectos formados en el modernismo tan de moda por aquellos años. Pero también se inserta su historia en la nefasta ocupación del llamado Protectorado español de Marruecos. Asiste horrorizada al desastre de Annual en julio de 1921, donde la reitarada desastrosa, con matanza de soldados españoles, dejó la ciudad desguarnecida ante los exaltados riefeños de Abd el Krim.

Vista panorámica de la Ciudad Autónoma de Melilla.
En la parte inferior de la foto se aprecia el recinto amurallado, en contraste con el ensanche modernista de las primeras décadas del siglo XX.
Recomiendo consultar mi entrada del blog, con fecha de 20 de marzo de 2009, en la que expongo varias fotos sacadas de Internet. También para poder hacer una visita completísima de la ciudad, con sus monumentos modernistas e itinerarios bien señalados, es excelente el libro: Melilla, de Antonio Bravo Nieto, Editorial Everest, León, 2002.

sábado, 12 de septiembre de 2009

LOPE DE AGUIRRE, EL LOCO. UN REBELDE CONTRA LA MONARQUÍA ESPAÑOLA (2ª PARTE)

Tras leer la biografía de Lope de Aguirre, expongo ahora dos textos:
El primero es la carta que escribió al rey Felipe II en abierta rebeldía contra él. Es interesate el estilo del autor.
El segundo es un capìtulo íntegro de la novela de Pío Baroja, escrita a inicios del siglo XX: Las inquietudes de Shanti de Andía, en la que el imaginario personaje de la novela es un descendiente del vasco indómito.
TEXTO 1
Carta a Felipe II.

“Rey Felipe, natural español, hijo de Carlos invencible.
Lope de Aguire, tu mínimo vasallo, cristiano viejo, hijo de medianos padres, en mi prosperidad hijodalgo, natural vascongado, en los reinos de España, vecino de la villa de Oñate.
En mi mocedad pasé el mar océano a las partes del Perú por valer más y por cumplir con la deuda que debe todo hombre de bien. Con la lanza en la mano, en veinticuatro años te he hecho muchos servicios en el Perú, con conquistas de indios y en poblar pueblos en tu servicio, especialmente en batallas y reencuentros en que me he bailado por tu real Corona y nombre conforme a mis fuerzas y posibilidad, sin importunar a tus oficiales por paga ni socorro, como parecerá por tus reales libros.
Bien creo, excelentísimo señor, aunque para mi y para mis compañeros nos hayas sido cruel e ingrato, que por tan buenos servicios como has recibido de nosotros me creerás en lo que dijere, aunque también creo que te deben engañar los que te escriben de estas tierras, como estás tan lejos de ellas.
Avísote, rey español, que estos tus Reinos de Indias tienen necesidad que haya toda justicia y rectitud para tan buenos vasallos como en estas tierras tienes, aunque yo, por no poder sufrir más las crueldades que usan tus oidores, visorrey y gobernadores,
HE SALIDO de hecho con mis compañeros cuyos nombres después diré, DE TU OBEDIENCIA, desnaturarnos de nuestras tierras que es España, para hacerte en estas partes la más cruel guerra que nuestras fuerzas pudieren sustentar y sufrir.
Esto cree, rey y señor, nos ha hecho no poder sufrir los grandes pechos, premios y castigos injustos que nos dan tus ministros, que por remediar sus hijos y criados, nos han usurpado y robado nuestra fama, vida y honra, que es lástima oír el mal tratamiento que se nos ha hecho.
Y yo, manco de mi pierna derecha, de dos arcabuzazos que me dieron en el valle de Chuquinga con el mariscal Alonso de Alvarado, siguiendo tu voz y apellido contra Francisco Hernández Girón, rebelde a tu servicio como yo y mis compañeros somos y seremos hasta la muerte, porque ya de hechos hemos alcanzado en estos reinos cuán cruel eres y quebrantador de tu fe y palabras, y tenemos en estas tierras tus perdones por de menos crédito que los libros de Martin Lutero, pues tu virrey marqués de Cañete, malo, lujurioso, ambicioso y tirano, ahorcó a Martín de Robles, hombre señalado en tu servicio, y al bravoso Tomás Vázquez, conquistador del Perú, y al triste de Alonso Díaz, que trabajó más en el descubrimiento que los pobladores de Moisés en el desierto, y a Piedrahita, buen capitán, que rompió muchas batallas en tu servicio, y en Pucara ellos te dieron la vida, porque si ellos no se pasaran, hoy fuera Francisco Hernández rey del Perú.
No tengas en mucho el servicio de estos tus oidores que te escribieron haberte hecho, porque es muy gran fábula si llaman servicio haberte gastado ochocientos mil pesos de tu real caja para sus vicios y maldades.
Castígalos como a malos, que cierto lo son. Mira, mira Rey español, que no seas cruel a tus vasallos ni ingrato, pues estando tu padre y tu en los reinos de Castilla sin ninguna zozobra, te han dado tus vasallos, a costa de su sangre y hacienda, tantos reinos y señoríos como en estas partes tienes.
Mira, Rey y señor, que no se puede llevar con título de rey justo ningún interés de estas partes donde no aventuraste nada, sin que primero los que en estas tierras han trabajado y sudado sean gratificados sus servicios.
Por cierto tengo que VAN POCOS REYES AL INFIERNO porque sois pocos, que si muchos fuérades, ninguno pudiera ir al cielo, porque creo que allí seríades peores que Luzbel, según tenéis ambición, sed y hambre de hartaros de sangre humana.
Mas no me maravillo ni hago caso de vosotros, pues os llamáis siempre menores de edad. Y así, Rey señor, te juro y hago voto solemne a Dios de que yo y mis doscientos arcabuceros marañones, conquistadores, hijosdalgo, de no te dejar ministro tuyo, porque ya sé hasta donde llega tu clemencia. El día de hoy nos hallamos los más bienaventurados de los nacidos por estar como estamos en estas partes de las Indias teniendo la fe y mandamientos de Dios enteros, aunque pecadores en la vida, sin corrupción, como cristianos, manteniendo lo que predica la santa madre iglesia de Roma, y pretendemos, aunque pecadores, recibir martirio por los mandamientos de Dios.
A la salida que hicimos del Río de las Amazonas, que se llama el Río del Marañón, vine a una isla poblada de cristianos, que tiene por nombre La Margarita, y en ella vi unas relaciones de España que habían venido entonces de la gran cisma que había en ella de luteranos que nos han puesto temor y espanto, y en nuestra compañía venía un alemán que se llama Monteverde, al cual mandé hacer pedazos: los hados le darán la pena de los cuerpos. Donde nosotros estuviéramos, excelente príncipe, cumple que vivan perfectamente en la fe de Cristo.
Especialmente es tan grande la disolución de los frailes en estas partes, que cierto conviene que venga sobre ellos tu ira y castigo, porque ya no hay ninguno que presuma de menos que de ser gobernador.
Mira, mira, Rey, no les creas, pues las lágrimas que allá echan, delante de tu real presencia, es para venir acá a mandar. Si quieres saber la vida que por acá tienen es entender en mercaderías, procurar y adquirir bienes temporales y vender por precios los sacramentos de la iglesia, enemigos de pobres, ambiciosos, glotones, soberbios, de manera que por mínimo que sea un fraile, pretende mandar y gobernar estas tierras. Por remedio, Rey y señor, porque de estas cosas y malos ejemplos no está cumplida ni fijada la fe en los naturales. Mas te digo, que si esta disolucién de estos frailes no se quita, no faltarán escándalos.
Aunque yo y mis compañeros, por la gran razón que tenemos, nos hayamos determinado a morir, y esto cierto y otras cosas pasadas, singular Rey, tu has dado la causa, por no te doler del trabajo de tus vasallos.
Si no mira lo mucho que les debes, que si tú no miras por ellos y te descuidas con estos oidores, nunca acertarás en el gobierno de tus reinos, y por cierto no hay para qué presentar testigos más de avisarte cómo estos tus oidores tiene cada uno de acostamiento por año cuatro mil pesos, y ocho mil pesos ahorrados y heredamientos y posesiones, y con todo esto si se contentasen con servirlos como a hombres medio mal seríamos.
Por nuestros pecados quieren que donde quiera que los topemos, nos hinquemos de rodillas y los adoremos como a Nabucodonosor, cosa cierto insufrible, y no porque yo como hombre lastimado y manco de mis miembros en tu servicio y mis compañeros viejos y cansados en lo mismo, te he de dejar de avisar que no lies en estos letrados tu real conciencia, porque no cumple a tu real persona, con éstos que se les va todo el tiempo en casar hijos e hijas y traen por refrán: A tuerto o a derecho, nuestra casa hasta el techo.
Pues los frailes a ningún hombre pobre quieren predicar y están aposentados en los mejores repartimientos del Perú. La vida que tienen es áspera y fragosa, porque cada uno de ellos tiene por penitencia en sus cocinas una docena de mozas no muy viejas y otros tantos muchachos que les van a pescar, pues a matar perdices y traer fruta. Todo el repartimiento es poco.
En fe de cristiano te juro, Rey señor, que si no pones remedio en los males de estas tierras, que te ha de venir azote del cielo, y esto dígolo por avisarte de la verdad, aunque yo y mis compañeros no esperamos de ti misericordia. ¡Ay, ay! Qué lástima tan grande que el emperador tu padre conquistase con la fuerza de España la superva Germania y gastase tanta moneda llevada de estas Indias descubierta por nosotros, y que no te duelas de nuestra vejez y cansancio siquiera, y matarnos la hambre y sed.
Sabes que sabemos en estas partes, excelente Rey y señor, que conquistastes a Alemania con armas y Alemania conquistó a España con vicios, de que cierto nos hallamos acá más contentos con maíz y agua sola por estar apartados de tan mala roña, que los que en ella han caído pueden estar con sus vicios y regalos. Anden las guerras por donde anduvieren, pues para los hombres se hicieron, mas en ningún tiempo por adversidad que nos venga no dejaremos de ser sujetos y obedientes a los preceptos de la madre santa iglesia de Roma.
No podemos creer, excelente Rey y señor, que tu seas cruel para tan buenos vasallos como en estas partes tienes, sino que estos malos oidores y ministros lo deben de hacer sin tu consentimiento.
Dígolo, Rey y señor, porque en la ciudad de los Reyes dos leguas junto a la mar, se descubrió una laguna donde se cría algún pescado, que Dios lo permitió que fuese así, y estos tus oidores y oficiales de tu persona por aprovecharse como lo hacen del pescado y aquel regalo y vicios, los arriendan en tu nombre, dándonos a entender como si fuesen inhábiles que es por tu voluntad.
Si ello es así, déjennos pescar algún pescado siquiera, porque trabajamos en descubrirlo, porque el rey de Castilla no tiene necesidad de cuatrocientos pesos que es la cantidad porque se arrienda, y pues, esclarecido Rey no te pedimos mercedes en Córdoba, ni en Valladolid ni en toda España que es tu patrimonio, duélete, señor, de alimentar a los pobres cansados en los frutos y réditos de esta tierra, y mira, Rey y señor, que hay Dios para todos, igual justicia y premio, paraíso e infierno.
En el año de mil y quinientos cincuenta y nueve dio el marqués de Cañete la jornada de las Amazonas a PEDRO DE ORSÚA, navarro y por mejor decir francés. Tardó en hacer navíos hasta el año de mil y quinientos sesenta en la provincia de los Motilones, que es en términos del Perú, y porque los indios andan rapados a navaja se llaman Motilones.
Estos navíos por ser la tierra donde se hicieron lluviosa, al tiempo de echarlos al agua se nos quebraron los más de ellos e hicimos balsas y dejamos los más caballos y haciendas y nos echamos por el río abajo con hartos riesgos de nuestras personas. Luego topamos los más poderosos ríos del Perú, de manera que nos vimos en golfo dulce. Caminamos de primera faz trescientas leguas desde el embarcadero donde nos embarcamos la primera vez.
Fue este mal gobernador tan perverso y ambicioso y miserable que no le pudimos sufrir y así por ser imposible relatar sus maldades y por tenerme por parte en mi caso como me tendrán, excelente Rey señor, no diré más de que LE MATAMOS, muerte cierto bien breve, y luego a un mancebo, caballero de Sevilla que se llamaba don Fernando de Guzmán, le alzamos por nuestro Rey y le juramos por tal, como tu persona real verá por las firmas de todos los que nos hallamos aquí, que quedan en la isla de La Margarita, en estas Indias, y a mí me nombraron por su maestre de campo, y porque no consentí en sus insultos y maldades, me quisieron matar, y YO MATÉ AL NUEVO REY, y al capitán de su guardia, y a su teniente general, y a cuatro capitanes, y a su mayordomo, y a su capellán, clérigo de misa, y a una mujer de la liga contra mí, y a un comendador de Rodas, y a un almirante, y dos alférez, y otros cinco o seis aliados suyos; y con intención de llevar la guerra adelante y morir en ella por las muchas crueldades que estos vuestros oidores usan con nosotros. Nombré de nuevo capitantes y sargento mayor, y luego me quisieron matar, y YO LOS AHORQUÉ A TODOS.
Caminando nuestra derrota y pasando todas estas muertes y malas venturas en este río Marañón, tardamos, hasta la boca de la mar del Norte, más de diez meses y medio. Caminamos cien jornadas justas. Anduvimos MIL Y QUINIENTAS LEGUAS justas por río grande y temeroso. Tiene de boca ochenta leguas de agua dulce, y no como dicen, por muchos brazos. Tiene grandes bajíos, ochocientas leguas de desierto sin género de poblado como tu Magestad lo verá por una relación que hemos hecho bien verdadera.
En la derrota que corrimos tiene más de seis mil islas. ¡Sabe Dios como escapamos de este lago temeroso! Dígote, Rey y señor, no proveas ni consientas que se haga ninguna armada para este río tan mal afortunado, porque en fe de cristiano te juro, Rey y señor, que si vinieren cien mil hombres ninguno escape porque la relación que otros dan es falsa y no hay en el río otra cosa sino desesperar, especialmente para los chapetones de España.
Los capitantes y oficiales que al presente llevo que prometen de morir en esta demanda como hombres lastimados son los siguientes: Juan Jerónimo de Espindola, genovés, capitán de infantería; Juan Gómez, almirante Cristóbal García, capitán de infantería, los dos andaluces. El capitán de a caballo Diego Tirado, andaluz, que tus oidores, Rey y señor, le quitaron con grande agravio indios que había ganado con su lanza. Mi capitán de la guardia Roberto de Sosaya y su alférez Nuflo Hernández, valenciano y Juan López de Ayala, de Cuenca, nuestro pagador; alférez general Blas Gutiérrez, conquistador, de veinticinco años; Juan Ponce, natural de Sevilla y Custodio Hernández, alférez, portugués; Diego de Torres, alférez navarro; sargento Pedro Rodríguez Viso y Diego de Figueroa; Cristóbal de Ribas, conquistador; Pedro de Rojas, andaluz; Juan de Saucedo, alférez de a caballo; Bartolomé Sánchez Paniagua, nuestro barrachel; Diego Sánchez Bilbao, proveedor; García Navarro veedor general y otros muchos hijosdalgo de esta liga, ruegan a Dios Nuestro Señor te aumente siempre en bien y ensalce en prosperidad contra el turco y franceses y todos los demás que en esas partes te quisieren hacer guerra, y en éstas nos de Dios gracia que podamos alcanzar por nuestras manos el premio que se nos debe, pues de derecho nos has negado lo que se nos debía.
Hijo de fieles vasallos tuyos en tierra vascongada, yo rebelde hasta la muerte por tu ingratitud. LOPE DE AGUIRRE, EL PEREGRINO.



TEXTO 2

LAS INQUIETUDES DE SHANTI DE ANDÍA.
Pío Baroja (1872-1956).
Novelista de la llamada Generación del 98.

TEXTO DEL CAPÍTULO VI DEL LIBRO PRIMERO
De muchos capitanes, marinos, aventureros y frailes se ocupaba el libro de la familia; pero, entre todas aquellas, la más extraordinaria, la más absurda, dentro de su realidad, era la de Lope de Aguirre, el loco, llamado también Lope de Aguirre, el traidor.
Varias veces leí las aventuras asombrosas de ese hombre, que en el manuscrito se contaban con todos sus detalles.
Domingo de Cincunegui, el autor de los Recuerdos históricos de Lúzaro, me ha pedido repetidas veces que registre por todos los rincones de Aguirreche, para ver si se encuentra el viejo manuscrito; pero el folio no aparece: sin duda, a la muerte de mi abuela se perdió: quizá a alguno de los marineros que vive ahora en el viejo caserón le habrá servido para encender el fuego. Lo que dice Cincunegui en sus Recuerdos de Lúzaro está tomado de la historia del Perú y Venezuela.
De sus Recuerdos tomo estos datos, para dar una idea de mi terrible antepasado:
“Lope de Aguirre nació en el primer tercio del siglo XVI, y era vizcaíno. No se sabe de qué pueblo. En el siglo XVI aparecen tres casas de Aguirre importantes: una de Oyarzun, otra de Gaviria y otra de Navarra.
Lope de Aguirre debía de ser de una de estas casas.
Llegó Lope al Perú, a mediados del siglo XVI, y tomó partido por Gonzalo Pizarro en la rebelión de éste. Durante algún tiempo estuvo a sus órdenes, hasta que le hizo traición y ejecutó contra sus antiguos compañeros actos de crueldad inaudita.
Era Lope hombre inquieto y turbulento, terco y mal encarado. Condenado a muerte durante una sedición, se evadió y tomó el oficio de domador de caballos. Buen oficio para poner a prueba su bárbara energía. A Lope le conocían entre los soldados por el apodo de Aguirre, el loco.
En 1560, el virrey, don Andrés Hurtado de Mendoza, confió al capitán vasco Pedro de Ursúa una expedición para explorar las orillas del Marañón en busca de oro. Lope fue uno de los principales jefes de la partida.
Una noche, el inquieto Aguirre sublevó a la tropa expedicionaria, y el mismo cosió a puñaladas al capitán Ursúa y a su compañera, Inés de Atienza, que era hija del conquistador Blas de Atienza.
Lope asesinó también al teniente Vargas y dirigió un manifiesto a los rebeldes, que le siguieron. Los sublevados proclamaron general y príncipe del Perú a Fernando de Guzmán, y mariscal de campo a Lope de Aguirre.
Como Guzmán reconviniera a Lope por su inútil crueldad, el feroz vasco, que no admitía reconvenciones, se vengó de él, asesinándolo y cometiendo después una serie de atropellos y crímenes.
A la cabeza de sus hombres, subyugados por el terror (ahorcó a ocho que no le parecían bastante fieles), bajó por el Amazonas y recorrió, después de meses y meses, la inmensidad del curso de este enorme río, y se lanzó al Atlántico.
No contaba Lope más que con barcas apenas útiles para la navegación fluvial; pero él no reconocía obstáculos y se internó en el océano. Lope de Aguirre era todo un hombre.
Resistió en alta mar, cerca del Ecuador, dos terribles temporales en sus ligeras embarcaciones, y fue bordeando con ellas las costas del Brasil, de las Guayanas y de Venezuela.
Allí donde arribaba, Lope se dedicaba al pillaje, saqueando los puertos, quemando todo cuanto se le ponía por delante, llevado de su loca furia.
El fraile de la flotilla se permitió aconsejar, suplicar a su capitán que no fuera tan cruel. Aguirre le escuchó atentamente, y atentamente lo mandó ahorcar.
Sintiendo quizá remordimientos en su corazón endurecido, llamó a su presencia a un misionero de Parrachagua, para confesarse con él; y como el buen sacerdote no quisiera darle la absolución, ordenó lo colgaran, sin duda para que hiciese compañía al otro fraile ahorcado.
Los aventureros poco adictos a su persona iban siguiendo la misma suerte.
De los cuatrocientos hombres que salieron con Ursúa, no le quedaban a Lope más que ciento cincuenta, y de éstos, muchos iban, por días, desertando.
Aguirre, al verse sin la tripulación necesaria para sus barcos, les pegó fuego, y luego se refugió, con su hija y algunos compañeros fieles, en las proximidades de Barquisimeto, de Venezuela.
Allí, en el campo, en una casa abandonada, Aguirre escribió un memorial a Felipe II, justificándose de sus desmanes, y para dar más fuerza a su documento, lo firmó de esta manera audaz, cínica y absurda:

Lope de Aguirre
El traidor.

Las tropas del rey, unidas con algunos desertores de Aguirre, fueron acorralando al capitán vasco como a una bestia feroz para darle muerte.
Quebrantado, cercado, cuando se vio irremisiblemente perdido, Lope, sacando su daga, la hundió hasta el puño en el corazón de su hija, que era todavía una niña.
- No quiero –dijo- que se convierta en una mala mujer, ni que puedan llamarla, jamás, la hija del Traidor.
Después mandó a uno de sus soldados fieles que le disparara un tiro de arcabuz.
El soldado obedeció.
Mal tiro –exclamó Lope al primer disparo, al notar que la bala pasaba por encima de su cabeza.
Y cuando sintió, al segundo disparo, que la bala penetraba en su pecho y le quitaba la vida, gritó saludando a su matador, con una feroz alegría.
- Este tiro ya es bueno.
Realmente, Lope de Aguirre era todo un hombre.
Después de muerto le cortaron la cabeza y descuartizaron el tronco, conservándose la calavera en la iglesia de Barquisimeto, encerrada en una jaula de hierro.”

Esto es lo que cuenta Cincunegui en sus Recuerdos históricos de Lúzaro, y, poco más o menos, es lo que decía el libro de casa de mi abuela, aunque con muchos más detalles y comentarios.
El leer aquellas aventuras de Aguirre me producía un poco la impresión que produce a los niños Guignol cuando apalea al gendarme y cuelga al juez. A pesar de sus crímenes y de sus atrocidades, Aguirre, el loco, me era casi simpático.

LOPE DE AGUIRRE, EL LOCO. UN REBELDE CONTRA LA MONARQUÍA ESPAÑOLA (1ª PARTE)

Lope de Aguirre fue un criminal. De carácter rudo, no le temblaba la mano a la hora de asesinar, inclusive a su propia hija. Es un maldito de la Historia de España aunque, si nos atenemos a su viaje, es también, uno de sus grandes exploradores. Habría que imaginarse su fabulosa aventura, aquella de navegar por el río Amazonas en aquél siglo XVI, sin repelente de mosquitos, ni cremas solares, ni temor a las diarreas, ni las vacunas antimalaria, ni nada parecido. Un viaje que ya realizó casi veinte años antes el también aventurero, el trujillano y familiar lejano de Pizarro: Francisco de Orellana. Una auténtica epopeya de la época.


Lope de Aguirre. Se aprecian sus facciones rudas, propias de un violento y loco.

Nació este vasco legendario en el Valle de Araotz, en el entonces señorío de Oñate, hoy provincia de Guipúzcoa. En 1561, con cincuenta años, fué arcabuceado por soldados de su expedición. El lugar, la hoy población venezolana de Barquisimeto.

Un cronista de su época, Ibarguren Cachopín, afirma que nació en la población alavesa de Aramayona. Le cita como Pedro, y no como Lope. Tras ser zapatero en Vitoria, hubo de huir a las Indias para escpar de la horca tras haber abusado de una mujer de alcurnia.

En América se casó con una india, de la que tuvo una hija mestiza: Elvira. Se alistó en la tropa de Pizarro en 1536. Tras la conquista se enfrentó al virrey Blasco Núñez de Vela, el cual tenía la misión de plicar la nuevas Leyes de Indias, las cuales buscaban impedir el desarrollo de las encomiendas. Tras estar en el bando encomendero de Gonzalo Pizarro, se alió con Vela. A pesar de ello, el juez Francisco de Esquivel le condenó azotes públicos. Este hecho le dejó resentido y acabó asesinando al mismo juez.

Gonzalo Pizarro. Trujillo ¿1510?-Cuzco, 1548.
Hermano del conquistador, tras ser derrotado por las fuerzas del virrey,
fue ejecutado en Cuzco.


Se acogió a una amnistía del nuevo Virrey Andrés Hurtado de Mendoza, el cual organizó una expedición de mercenrios y antiguos encomenderos en busca del mítico El Dorado, lugar de oro en abundancia según relatos de explordores. El objetivo de tan arriesgada misión no era otro para el virrey que intentar librarse de ellos en una muerte más que probable.

Tras salir de Tujillo, iniciaron su marcha en 1560 a las órdenes del navarro Pedro de Ursúa. Se les llamó los "marañones", ya que tenían como objetivo remontar dicho río y llegar al mítico territorio de las mujeres guerreras o "amazonas". Para conseguir ser el jefe de la expedición asesinó a Ursúa y a su amante Inés de Atienza. Más tarde hizo lo mismo con el segundo de la expedición: Francisco de Guzmán.

Ya siendo jefe de la restante tropa, decidió romper con el msmo rey Felpe II, para hacerse un señor de la selva. Escribió una carta con toda falta de respeto al monarca. Llegó al Atlántico y, bordeando la costa, a la actual Venzuela.

Andrés Hurtado de Mendoza (Granada, 1510-Lima, 1561).Marqués de Cañete (Cuenca) y tercer virrey de Perú entre 1555 y 1561.Ordenó la expedición de búsqueda de El Dorado para librarse de mercenarios encomenderos como Lope de Aguirre.


Pedro de Ursúa (Valle del Baztán, Navarra,1526-selva del Amazonas, 1561).
Jefe de la expedición hasta su asesinato a manos de Aguirre.

Se dice que asesinó a 72 personas en menos de un año. Hartos de su crueldad, sus hombres acabaron arcabuceándole en la actual ciudad venezolana de Barquisimeto. Las tropas españolas encargadas de su captura echaron sus restos a los perros y su cabeza fue expuesta. Ante de morir asesinó a su propia hija Elvira para evitar que fuese violada por sus mercenarios con afán de venganza antes sus anteriores tropelías.

Mapa de la ruta de Aguirre (I).
Elaboración propia basado en el mapa del blog HISTORIA EN MAPAS.


Mapa de la ruta de Aguirre (II).


El gran novelista español, aragonés, de la primera mitad del siglo XX: Ramón J. Sénder, escribió una novela narrando su aventura.


miércoles, 9 de septiembre de 2009

MOROS Y CRISTIANOS. ¿EXISTIO LA RECONQUISTA?

Este año de 2009, en el cuatrocientos aniversario de la expulsión de los moriscos de la península ibérica, y aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, aclaremos dos cuestiones: ¿qué es un moro? ¿existió la Reconquista?

Es frecuente oír decir desde siempre que España fue invadida por árabes y que se tardó 800 años en expulsarlos, y que los vencedores de la batalla de Covadonga eran visigodos refugiados que se proponen recuperar y RECONQUISTAR de nuevo su reino. Veamos la realidad.En efecto, fue una invasión árabe. Los califas Omeyas de Damasco, tras agotarse la dinastía familiar del profeta Mohammed (Mahoma) con Alí, inician la expansión del Islam por el mundo. En pocos años el descontento hacia los cristianos bizantinos hace que los pueblos conquistados se conviertan al Islam. Al llegar al norte de África se topan con una fuerte resistencia bereber. Tras duras luchas consiguen su conversión y con ella, su sometimiento. Los caudillos bereberes Tarik y Muza se plantean el salto a la Península Ibérica, siguiendo su Yihad o guerra santa de expandir el Islam.Si la invasión fue en 711 y en 759 se independizó Al Ándalus, se puede decir que la invasión duró muy poco: 48 años. Desde entonces, los "moros" son españoles, independientes de Damasco, Bagdad o Marruecos. Incluso desde el año 929 –al proclamarse califa Abderramán III- se rompe con la ortodoxia religiosa de Oriente. En ese siglo VIII también Marruecos se independiza de los sirios y nace la dinastía de los Idrisíes. Desde entonces Al Ándalus y Marruecos son dos estados independientes de los árabes que, incluso se declaran la guerra entre ellos y se disputan las plazas del Estrecho como Ceuta (Sebta).

Estrecho de Gibraltar.
Tan solo 10 kms separan dos mundos: la fondo la costa africana y marroquí.
Ya el reino marroquí pugnaba por su control contra el califato cordobés, musulmanes ambos.


Cuando invaden los almorávides y almohades, los andalusíes los tienen por invasores "moros", pero como un mal menor frente a los bárbaros cristianos del norte.Ahora vamos a ver que eso de los MOROS. Es frecuente oír decir "fiestas de moros y cristianos"; los cristianos vencieron a los moros en tal o cual batalla; "Santiago Matamoros"; "los moros fueron de nuevo echados a Marruecos por los Reyes Católicos"; "España estuvo 800 años islamizada"; etc, etc.La palabra MORO viene del latín MAURUS, que significa oscuro, y de ahí moruno o moreno. El actual norte de Marruecos se llamaba en la época romana: MAURITANIA TINGITANA, o sea el país de los maurus, con Tingis (hoy Tánger) como capital. Aquella Mauritania no tiene nada que ver con el actual Estado de Mauritania, al sur del Sáhara Occidental. Por ello, cuando decimos moro, en realidad es un cultismo latino de marroquí, aunque hoy sea un despectivo que no gusta en Marruecos. Es como decir "hispano" al español en plan culto, aunque hoy sea un despectivo que usan los norteamericanos para denominar a los inmigrantes latinoamericanos.Los expulsados de Granada en 1492 y en 1609, tras las guerras de los moriscos en pleno reinado de Felipe III, son tan españoles como los cristianos del norte. Cuando llegaron a Marruecos, fueron llamados los andalusíes y eran considerados extranjeros pero hermanos de religión. Fundaron la ciudad de Xauen o Chefchaouen y repoblaron la actual ciudad de Tetuán.
Un error suele ser frecuente respecto al caso de Fez. Se suele decir que un barrio es el de los andaluces. En efecto, andaluces expulsados también de Al Ándalus, pero andaluces chiítas, es decir, no sunnitas como los cordobeses del siglo IX. Tienen la gran Mezquita de los Andaluces en el centro de Fez, capital religiosa de Marruecos.

Expulsión de los moriscos en 1609.

Xauen, ciudad cercana a Tetuán y Ceuta.Fundada por españoles expulsados por los Reyes Católicos en 1492.

Mezquita de los Andaluces en Fez.

Por todo ello, el tan nombrado apóstol Santiago Matamoros como patrón de España, en realidad mataba españoles. Musulmanes sí, pero españoles. (En América, los conquistadores usaron para su interés, la iconografía del apóstol para su lucha contra los indios). Respecto a que toda España estuvo 800 años en poder musulmán, hay que decir que fueron en realidad 500 para esa mayoría de España, pues desde inicios del XIII (batalla de las Navas de Tolosa) la España musulmana queda reducida al minúsculo reino Nazarita de Granada. El actual territorio de Madrid, por ejemplo, estuvo menos de 400 años: desde 711 hasta 1086, o sea 375 años.

Santiago Matamoros.
En realidad mataba españoles musulmanes.

Batalla de las Navas de Tolosa (1212).
Este lugar es la llave de Andalucía, junto al desfiladero de Despeñaperros.

Marcó el declinar de la España musulmana.

Toma de Granada a Boabdil por los Reyes Católicos, el 1 de enero de 1492.
Simbólico final de la Reconquista.
La rápida -y casi sin resistencia- conquista musulmana de la España visigoda se debió a tres factores.El primero fue la crisis que afectaba a esa monarquía, pobretona, bárbara y con problemas para mantener su dominio sobre toda la península.El segundo fue la coincidencia en el tiempo de la ola expansiva del Islam desde Asia hasta el Mediterráneo.El tercero fue una mezcla de los dos anteriores.La expansión musulmana se basaba en la conquista violenta, aunque facilitada por la conversión al Islam de los países sometidos. En la España visigoda el malestar popular hacia sus monarcas, unido a la rebelión frecuente de señores feudales facilitó la entrada de los invasores y la conversión casi en masa de aquellos hispanos, de igual forma que los bereberes de los territorios del norte de África.La invasión afectó a casi toda la península. Incluso se llegó a Asturias, donde hay constancia de un gobernador musulmán en Gijón que cobraba impuestos. Sólo el País Vasco no se vio afectado apenas, aunque una tropa musulmana cruzó su territorio y llegó hasta Poitiers, donde se frenó su expansión por la resistencia de las tropas carolingias.La actual franja cantábrica, al igual que sucediera con roma, apenas suscitaba interés económico y apenas hubo dominio efectivo. Por ello, una negativa de pagar impuestos provocó la rebelión astur que llevó a la batalla o escaramuza de Covadonga, muy exagerada en las crónicas cristianas. La costa cantábrica y los altos valles pirenaicos apenas se vieron sometidos y la presencia musulmana se borró pronto.¿Aquellos astures se plantean "reconquistar" el viejo reino godo? No. El reino visigodo estaba finiquitado desde la batalla del Guadalete con la muerte del rey don Rodrigo. Además, el año de la invasión (711), esos astures estaban en guerra contra el dominio visigodo y don Rodrigo estaba sofocando una rebelión astur, cuando se vio sorprendido por el desembarco desde el sur.Por ello, don Pelayo no parece que sea un príncipe visigodo que luchase para reconquistar el reino perdido.

Monumento a don Pelayo, el caudillo de la resistencia antimusulmana.

Los núcleos orientales se desarrollaron de forma independiente del núcleo asturiano, dando futuros reinos incluso lingüísticamente diferentes, sólo unidos por el cristianismo y la necesidad de expandirse hacia el sur musulmán.La mal llamada Reconquista surgió muchos siglos después. Las iniciales conquistas desde Asturias a León y Castilla y desde el Pirineo hasta el Ebro, fueron por motivos de necesidad vital. Esos núcleos necesitaban la expansión para exportar excedentes de población y terrenos agrarios y de pastos. La meseta castellana y el valle del Ebro eran su salida natural, pues el norte pirenaico estaba cerrado por el imperio carolingio. La idea de España de nuevo y de "reconquistar" la península fue ya cosa de, al menos, el siglo XIII, con las grandes conquistas de Fernando III de Castilla y León, y Jaume I el Conqueridor, de la Corona de Aragón. Es en ese siglo cuando ya el destino musulmán de al Ándalus está ya casi decidido y reducido a las actuales provincias de Málaga, Granada y Almería, en el reino Nazarí de Granada y que, favorecido por la complicada topografía bética y la dura crisis del occidente bajomedieval, resistirá dos siglos: el XIV y el XV.los territorios conquistados serán repoblados por cristianos del norte y, cuando estaban poblados, sus colonos del norte tendrán que convivir con musulmanes y judíos.Esas poblaciones ahora en inferioridad de derechos frente a los conquistadores, seguirán viviendo largo tiempo. Los mudéjares o moriscos permanecerán en España hasta 1609, fecha en que la segunda guerra morisca –la primera se da ya en el siglo XVI-, sella su expulsión de España. Los judíos fueron expulsados en 1492. Sólo los conversos llamados despectivamente "marranos" siguieron residiendo en España.

domingo, 6 de septiembre de 2009

RAFAEL DEL RIEGO Y EL TRIENIO CONSTITUCIONAL: UN MITO DE LA ESPAÑA LIBERAL (2ª Parte)

Tras leer la entrada anterior, es conveniente leer esta siguiente entrada en la que expongo escaneadas varias páginas interesantes al ser fuentes históricas, sobre todo la segunda, al ser directa, de la época.
La primera es la reproducción del capítulo cinco del Episodio Nacional 17: El terror de 1824, según la edición de Alianza Editorial. Describe la ejecución de Riego.





Ahora expongo la última carta que escribió en vida. Está sacada del libro de sus diarios, reseñado en la entrada anterior.


Plumilla del siglo XIX que ilustra la ejecución de Riego.
P.D. Lamento no poder publicar un vídeo de You Tube en el que se ilustra el Himno de Riego, con esceas de banderes republicanas o escenas de la guerra civil. La ignorancia del autor del blog sobre la informática, es supina. Tecleando en vídeos de Google se pueden ver varios.

RAFAEL DEL RIEGO Y EL TRIENIO CONSTITUCIONAL: UN MITO DE LA ESPAÑA LIBERAL (1ª Parte)

La figura de Rafael del Riego es, sin duda, la que más ha dado que hablar del siglo XIX español. Sin ser el personaje de mayor relieve, ha pasado a ser el referente de la historia del republicanismo y de toda la izquierda española en general. Su nombre inspiró en su tiempo una marcha a ritmo de pasodoble, con letra épica y que se tomaría como himno nacional de España durante la II República en el siglo XX.

Nació en el seno de una familia hidalga, en la aldea de Tuña (24 de octubre de 1785), en el concejo de Tineo, en el occidente asturiano. Estudió en la Universidad de Oviedo, en la cual se gradúa en 1807. En las vísperas de la invasión napoleónica se traslada a Madrid para alistarse como Guardia de Corps. Fue apresado e internado en El Escorial, de donde se fuga para huir a Asturias, donde su padre lideraba la resitencia contra el francés. En noviembre de 1808, ante la derrota del ejército español en Espinosa de los Monteros (Burgos), fue de nuevo apresado y llevado a Francia, donde va a leer las obras del liberalismo más avanzado. Ingresó en la masonería y viajó por Alemania y Gran Bretaña. En 1814 regresa a España y jura la Constitución de 1812. Es ascendido a teniente coronel.

Casa natal de Riego en Tuña (Tineo-Asturias).
El autor del blog (derecha) con un amigo en agosto de 2003.

Durante los años de restauración absolutista (1814-1820) con Fernando VII, conspiró con otros militares. Todas fracasaron antes de 1820.

Retrato de Rafael del Riego durante el Trienio Constitucional.

Monumento a Riego en Las Cabezas de San Juan (Sevilla).
El invierno de 1820 sería el de su entrada en la historia de España. Fue destinado a una expedición miliar a Buenos Aires para sofocar la rebelión de la naciente Argentina. El año de 1819 la epidemia de fiebre amarilla asolaba Andalucía y el descontento ante la miseria tras la Guerra de la Independencia le hicieron suponer que su pronunciamiento triunfaría esta vez. El 1 de enero de 1820, en Las Cabezas de San Juan, población sevillana cercana a Lebrija, se sublevó con su tropa y proclamó la Constitución de 1812. Ninguna guarnición le secundó inicialmente. Se dirigió a la ciudad de Cádiz, la pionera del liberalismo, pero fracasó ante la Puerta de Tierra. Desde ese momento dejó una tropa de 3.000 soldados asediando la ciudad. Él decidió con una fuerza de 1.500 hombres recorrer Andalucía para ganarla a su causa. Encontró indiferencia por la localidades que pasaba. No obstante, no era sofocada su rebelión.
Su aventura por los pueblos blancos de Cádiz, en una geografía accidentada, anegada por las lluvias de la época y los malos caminos, está documentada en un libro comentado por Gil Novales, uno de los máximos especialistas del Trienio: La revolución de 1820, día a día. Según sus diarios se trasladó a Arcos de la Frontera el día 3 de enero. El resto del mes estuvo en las puertas de Cádiz, ante las que fracasa. Su trayecto es el que sigue:
En enero:
27: El Coronil.
28: Conil.
29: Vejer de la Frontera.
31: Algeciras.
En febrero:
9: de nuevo en Vejer.
14: San Roque.
17: Marbella.
19: Málaga. En esta ciudad, ante su imposible triunfo, decidió retirarse al norte, para alcanzar las montañas de Extremadura.
22: Antequera.
En marzo:
7: Córdoba.
21: Sevilla.
En abril:
Cádiz.
Diario de Riego durante su pronunciamiento,
su acción en el Trienio y su ejecución en 1823.

En marzo de 1820 los acontecimientos se suceden a favor de los liberales. El 21 de febrero se había levantado La Coruña. Casi al tiempo le sigue Zaragoza. Las manifestaciones populres se desatan en toda España. Ya en marzo, el marqués de La Bisbal, destinado a Andalucía a reprimir las fuerzas de Riego, decide ponerse del lado liberal en Ocaña, desde donde se vuelve contra Madrid. El 7 y 8 de marzo la multitud rodea el Palacio de Oriente y el rey decide claudicar. El día 9 se forma la Junta Provisional Gubernativa. El 10 es el de la famosa, como falsa, frase de Fernando VII: "Marchemos francamente, y yo el primero, por la senda constitucional".
Se iniciaba el llamado Trienio Constitucional o Liberal (1820-1823), primer gran asalto al Antiguo Régimen en España.
Inicialmente ocupan el poder los liberales moderados. Riego es nombrado capitán general de Galicia, aunque, antes de incorporarse a su puesto, visita Madrid en agosto-septiembre y es acusado falsamente de republicanismo. En octubre visita su tierra natal de Asturias: Oviedo, Tuña y Tineo, donde, el día 4 dirige una alocución a sus paisanos.

Balcón de Tineo, desde donde Riego se dirigió a sus paisanos.

En enero de1821 es capitán general de Zaragoza. En junio se casó por poderes con su sobrina María Teresa Riego Bustillos. En agosto visita Calanda y Alcañiz. Nuevamente es acusado de conspiración y es destinado a Lérida y Castelló de Farfaña en octubre. En noviembre está en Tarragona, en diciembre en Reus, y en enero está en Barcelona.
1822 sería un año especialmente desestabilizador para el sistema liberal. En febrero llega a Madrid y, en marzo es elegido diputado por Asturias y presidente de las Cortes. Los liberales progresistas desplazan del poder a los moderados de Martínez de la Rosa, iniciando una dura persecución de los absolutistas conspiradores, sobre todo contra la Regencia de Urgell, la cual tiene que refugiarse en Francia. El 7 de julio de ese año, la Guardia Real desde El Pardo intenta atacar Madrid. La Milicia Nacional le hace frente en la Plaza Mayor. El rey estaba implicado en esa intentona de golpe. La derrota realista alarmó a la Santa Alianza, la cual, tras reunirse en Verona y escuchar las llamadas secretas de socorro del rey Fernando VII, decide intervenir con un ejército francés: los "cien mil Hijos de San Luis", al mando del duque de Angulema. La indiferencia popular les lleva, sin resistencia a Cádiz, último reducto liberal, con el rey en manos de los liberales. Tras el asalto de Cádiz, los liberales que pudieron, huyeron al exilio. Rafael de Riego en su huída, tras pasar por Málaga, fue detenido en un cortijo de Arquillas (Jaén).
Llevado a Madrid, pidió clemencia al rey, pero fue acusado de votar su incapacidad en Cádiz, por lo que fue sentenciado a muerte. (Página 203 del libro: Rafael del RIEGO, La Revolución de 1820, día a día. Madrid, Cartas, escritos y discursos. Madrid. Ed. Tecnos. 1976.)
El 7 de noviembre, hundido moral y físicamente, fue arrastrado hacia la Plaza de la Cebada, tristemente célebre por ser lugar de ejecuciones en la capital. El populacho le insultó y humilló. Fue ahorcado. Benito Pérez Galdós, en su Episodio número 17: "El terror de 1824", en su capítulo cinco narra la escena de forma tétrica. Una nueva etapa "negra" de la historia de España: "La Ominosa Década", 1823-1833, se iniciaba de nuevo. El rey felón, mala persona donde la hubiese, se disponía a aumentar -más aún- su ya de por sí sádica represión contra los liberales que no pudieron huir a Gran Bretaña. En esos años se consumó además, la emancipación de las colonias de América continental, con las vergonzosas derrotas, como la de Ayacucho, último episodio español, trescientos treinta años después del descubrimiento.
Empezaba la leyenda. En esos años se compuso: La Marcha de Riego, de ritmo pasodoble. También la letra. No se sabe a ciencia cierta su autor. Esta Marcha fue adoptada como Himno Nacional del Estado Español en la II República, ya en el siglo XX, casi ciento diez años después de su ejecución vergonzante.